Por cuarta vez en un Mundial, la cubana Omara Durand demostró en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) que sigue siendo la atleta más veloz del movimiento paralímpico con tres medallas de oro en las pruebas de 100, 200 y 400 metros de su categoría T12 de discapacitados visuales.
Acompañada de su guía, Yunior Kindelán, Durand impuso su autoridad sobre la pista del Dubai Center Club, aunque la velocista española Adiaratou Iglesias la puso a prueba en dos ocasiones logrando dos platas de mucho mérito en su debut mundialista.
El reinado de Omara Durand en la velocidad comenzó con apenas diecisiete años, tras los Juegos Paralímpicos de Pekín (China) en 2008, en los que una lesión la impidió subirse al podio.
Desde entonces no pierde una carrera de su categoría y acumula victorias y récords del mundo (11.40 en 100, 23.03 en 200 y 51.77 en 400). La hazaña de los tres oros logrados en Dubai ya la consiguió en Christchurch (Nueva Zelanda) en 2011, en Doha (Catar) en 2015 y Londres (Inglaterra) en 2017. En 2013, en Lyon (Francia), no participó por maternidad para tener a su hija, Erika.
Estos triunfos en el Mundial de Dubai culminan un exitoso año en el que también reinó en Lima (Perú), en los Juegos Para-panamericanos, en los que fue elegida la mejor atleta de la competición y triunfo dentro y fuera de la pista.
‘Es un orgullo como cubana y atleta este premio y doy gracias a Fidel y la Revolución’, declaró Omara Durand tras conocer ese reconocimiento en la ciudad peruana.
Ese campeonato fue especial para la atleta cubana, puesto que también fue elegida por la organización para estampar las huellas de sus manos en una pequeño azulejo de cemento en el Estadio Nacional de Atletismo de la Villa Deportiva Nacional de Lima (VIDENA), junto a las del jamaicano Usain Bolt.
‘No lo esperaba. Este momento es uno de los más felices de mi vida deportiva’, dijo en aquella ocasión la santiaguera, a la que en algunos círculos deportivos la apodan la ‘gacela indómita’.
Omara Durand tiene catarata congénita, una enfermedad que causa una miopía crónica que la impide ver de lejos y un astigmatismo que le hace imposible enfocar la visión.
Comenzó a practicar atletismo de niña animada por su profesor de Educación Física, que vio en ella condiciones para triunfar, y con los años fue desarrollando su talento junto con un carácter ganador para triunfar en cada competición.
Entrenada por Miriam Ferrer, la atleta cubana ha sido nominada dos veces a los premios Laureus, pero en ambas ocasiones se quedó sin recoger el galardón.
Su próximo reto son los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, en los que espera seguir ampliando su historial de triunfos y volver a brindar al pueblo cubano unas medallas que hacen sonreír al país.