La exesquiadora española paralímpica Susana Herrera, que ganó un oro y un bronce en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Innsbrück de 1988, fallecióeste sábado en el Principado de Andorra -donde vivía desde hace muchos años- a los 56 años después de luchar durante cuatro años con un cáncer de pulmón.
Herrera ganó dos medallas en los Juegos Paralímpicos de Innsbrück (Austria) en 1988, con un oro en descenso B1 y un bronce en gigante B1.
Su vida dio un vuelco total a los 23 años al sufrir dos paradas cardíacas que derivaron en un coma de 17 días. Cuando despertó había perdido la vista, el habla, tenía hemiplejía y una grave lesión en la región occipital izquierda por falta de riego sanguíneo.
El deporte fue su salvación. Se inscribió en la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) y comenzó a nadar como terapia. Cuando iba a la piscina en esa época coincidía con el equipo español de natación paralímpica. Allí descubrió que ser ciega no era ningún impedimento para practicar deporte de alto nivel y su espíritu de superación le llevo a competir en esquí alpino con la ONCE y también formó parte del equipo nacional de esquí náutico adaptado.
Su éxito más importante con la delegación española de esquí alpino fue una medalla de oro en descenso y una de bronce en gigante -ambos en categoría B1- en los Juegos Paralímpicos de Invierno en Innsbrück de 1988, en los que España logró un total de cuatro metales (Miguel Ángel Pérez Tello se colgó dos platas en 2,5 y 10 km. de esquí nórdico).
Herrera se retiró pasados los 30 y decidió mudarse al Principado de Andorracon su hermana y su madre. Allí materializó uno de sus sueños: ayudar a las personas con discapacidad para superar los miedos y atreverse a practicar deportes. Fundó la Federación Andorrana de Deportes para Minusválidos (FADEM) en 1998.