Si bien antes de calzarse los guantes realizaba otras actividades como básquet y natación, el boxeo se transformó en su deporte preferido, además de ser un espacio perfecto para la inclusión. “Empezó por iniciativa propia. Se acercó porque un compañero del bachillerato de adultos venía acá. Entró, preguntó si podía entrenar y arrancó», cuenta Bernardo, su papá, a 0221.com.ar. «Vi que estaban practicando y me enganché», completa Laureano.
Teniendo como ídolos a Maravilla Martínez, Martín Coggi (hijo del mítico Látigo) y Rocky, el joven peleó dos veces en un mismo año, reconociendo haberla pasado «genial» y haber pegado»mucho». Ambas presentaciones fueron incentivadas por Martínez y Coggi, quienes le enviaron saludos a través de videos que atesora con mucho cariño.
«Está muy embalado, lo que quiere lo logra y sabe hasta dónde puede dar, conoce sus limitaciones. Nosotros vamos por atrás, acompañando. El tema de la inclusión está mucho más presente ahora que en nuestra época. El barrio nos permite esto porque tiene todo armado. El club, el gimnasio a tres cuadras y la escuela», asegura su papá.
El haber competido en un ring se convirtió en un verdadero objetivo cumplido para Laureano, quien pasa sus noches viendo películas y videos relacionados al deporte que ama: «Su vida es esto», menciona Bernardo. Pero el joven no se achica y va por más: «Tengo ganas de tener el título. Mi sueño es estar peleando en Estados Unidos y ser campeón».