No es secreto para nadie que el fútbol americano, junto con el rugby, forma parte del grupo de deportes de contacto más riesgosos. De hecho, constantemente vemos noticias sobre lesiones físicas y mentales que surgen como consecuencia de participar en este deporte.
Sin embargo, aún en la actualidad no se han presentado en detalles todas las consecuencias que este origina. Por ello, aún realizan estudios para poder emprenderlo mejor. Un ejemplo de ello es la investigación sobre las repercusiones físicas que tienen los jugadores de la NFL, que fue publicada en la revista digital JAMA Neurology. En esta, se presentan los resultados de una investigación conducida en la Universidad de Harvard.
Con ella, planeaban comprender la relación que podía existir entre la disfunción eréctil o D.E. y los síntomas causados por las contusiones. A pesar de que los investigadores aseguran que los resultados no son concluyentes –ya que se basan en la pura observación–, lo que no se puede negar es que han encontrado una correspondencia entre la ocurrencia de la una y de la otra patología.
Algunos detalles sobre la investigación
Primeramente, hay que decir que este se trata de un estudio realizado en cooperación entre dos unidades de investigación en Harvard. La primera forma parte de la Escuela de Salud Pública y de la Escuela de Medicina.
Para poder llevar a cabo este estudio, que implicó la participación de más de 3.400 jugadores profesionales de la NFL, se necesitó de un equipo de académicos que llegó a la docena. De entre ellos, la encargada de llevar el liderazgo durante el estudio fue Rachel Grashow, que forma parte del departamento de investigación de la Escuela de Salud Pública, en Harvard.
El nombre por el que se dio a conocer el estudio es “Asociación entre los síntomas de contusiones con los niveles de testosterona y la disfunción eréctil en jugadores profesionales de fútbol americano”. Con la aparición de los resultados, se le dio un cierre al actual estudio más masivo de recolección de datos de este tipo de jugadores.
Desde el 2015, hasta el 2017 los participantes estuvieron contestando encuestas que luego fueron analizadas. De ellas han salido las bases que sustentan los resultados de esta investigación.
A pesar de no ser concluyentes, los hechos son innegables
Debido a que el único método de comprobación de los datos fueron las encuestas llenadas por los propios jugadores, no es posible decir que con ello se prueba rotundamente una relación causa y efecto entre una condición y la otra.
Sin embargo, los testimonios vivenciales de los jugadores demuestran que, aunque no esté totalmente comprobado, es necesario poner atención a la relación que existe entre ambas situaciones.
Para poder medir la dicha relación, los académicos hicieron un paralelismo. Este fue entre los síntomas de contusiones y los diagnósticos de bajos niveles de testosterona y disfunción eréctil. Gracias a ello, pudieron determinar que los jugadores que reportaron más de los primeros síntomas fueron los más propensos a ser diagnosticados con alguna de las dos condiciones anteriores o de estar en tratamiento por las mismas.
Por otra parte, también corroboraron que los que tenían menos reportes de contusiones, mostraban menor incidencia en cualquiera de los dos padecimientos. Sin embargo, ello no implica que estuvieran exentos. De hecho, la investigación demostró que el riesgo de que lo sufran aún es bastante algo, incluso si sufren relativamente pocas lesiones.
¿Hay una luz al final del túnel?
Los investigadores también se enfocaron en diferenciar la deficiencia de testosterona y la D.E. como consecuencia de las contusiones a la que podía ocurrir por otros padecimientos como diabetes, o problemas cardiacos. Aun aislando estas variables la relación se mantuvo.
Por ello, aseguran que esto podría ser una prueba base para comenzar a desarrollar estrategias para ayudar a los jugadores que sufran de estas consecuencias. Asimismo, esto podría funcionar también para que se tomen medidas preventivas para evitar esta incidencia en las próximas generaciones.
Por suerte, aseguran que estas condiciones incluso ahora son por completo tratables con medicamentos. Por ello, en la actualidad, todo lo que estos jugadores deben hacer, es consultar a los médicos para iniciar un tratamiento.