Autor: Sigfredo Barros Segrera | sigfredo@granma.cu
Confieso que me sorprendió la primera vez que leí una información sobre ciegos jugando béisbol. No por considerarlos incapaces de realizar con éxito cualquier acción en la vida diaria, pues en realidad demuestran todo lo contrario: escriben, leen y estudian, llegan a graduarse en la universidad.
Pero el béisbol es un deporte muy complejo para el que se deben de tener habilidades adquiridas desde la infancia. Sin embargo, así es: los ciegos juegan béisbol desde hace unos 40 años, con el primer partido escenificado en la ciudad de St. Paul, estado de Minesota, Estados Unidos, entre el 10 y el 12 de septiembre de 1976.
Eso fue posible, en buena medida, gracias al invento de un ingeniero norteamericano, Charley Fairbanks, de la compañía Mountain Bell Telephone, quien implantó un módulo de teléfono dentro de una pelota que emitía un sonido discontinuo para permitir a los jugadores ubicar el implemento. En Cuba el inicio se produjo en el año 2000, gracias a la gestión de dos profesores italianos, Alfredo Mellit (exjugador de la liga de su país) y Patricia Bombardieri, quienes desarrollaron sus actividades en el círculo social José Antonio Echeverría de la capital. Como dato de interés digamos que existen tres equipos de ciegos en nuestro país, localizados en La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba.
Recientemente, una selección cubana participó en una competencia
internacional en Francia, junto a planteles representativos de Italia y
Alemania: Cuba ganó la lid, con el santiaguero Maykel Mediño Ruiz como el
jugador más destacado de la competencia.
¿CÓMO SE JUEGA?
Valdría la pena preguntarse ¿cómo se juega?
En realidad, es una versión del deporte que todos conocemos. La NBBA (siglas en inglés de la Asociación Nacional de Béisbol Beep, palabra está última cuyo significado es pitido por el sonido que emite la pelota determinó las siguientes reglas:
Se juega en un campo tradicional de béisbol. Solo se emplean las bases de los extremos derecho e izquierdo, es decir, la primera y la tercera. La pelota y también las bases emiten sonidos agudos controlados para indicar su ubicación, con ello se localiza mejor por dónde batear y fildear la bola. Los asistentes guían a los corredores hacia las bases sonoras.
Cada equipo está conformado por seis jugadores ciegos o débiles visuales (utilizan antifaces especiales para igualarlos) y cuatro videntes, quienes se desempeñan como lanzador, receptor, además de dos asistentes. El monticulista pertenece al mismo equipo del bateador, pues lo que se busca es poner la pelota en juego, no engañar al bateador.
El ponche tiene lugar con cuatro strikes y el lanzador le anuncia al bateador por cuál zona hará el envío. No es necesario tirar a las bases para sacar un out, simplemente si el corredor llega a ella antes de que un contrario levante la pelota del suelo, anota una carrera, de lo contrario lo ponen out.
A pesar de no ser una organización internacional, la NBBA ha colaborado organizando equipos en Canadá, Taipei de China, Francia, Italia y República Dominicana. Este deporte conocido como Beep Béisbol forma parte de las actividades educativas en campamentos para ciegos y talleres para entrenadores en Colombia, Costa Rica, Sudcorea, Japón, México, Panamá y otros. La mayor aspiración de la NBBA es que el béisbol beep sea incluido en el programa de los Juegos Paralímpicos Tokio-2020.
Según afirman especialistas y practicantes este deporte ayuda al desarrollo de la audición, orientación y coordinación de los ciegos y débiles visuales. Y es, además, una demostración más de la infinita fuerza de voluntad de los seres humanos para imponerse ante la adversidad.