Los preparativos de los Juegos Paralímpicos-2020 de Tokio van “por buen camino”, declaró a la AFP el presidente del Comité Paralímpico Internacional (IPC), preocupado por la persistente falta de habitaciones de hotel accesibles con sillas de ruedas en la capital japonesa.
“No podría estar más satisfecho de los preparativos hasta el momento (…). Estamos cumpliendo totalmente los plazos, por buen camino”, se felicitó el brasileño Andrew Parsons, a casi un año antes de la inauguración de los Juegos Paralímpicos, el 25 de agosto de 2020.
Pero su “mayor preocupación” reside en el escaso número de hoteles tokiotas equipados con habitaciones accesibles para las personas de movilidad reducida, aparte de la villa paralímpica donde se hospedarán los atletas y sus equipos.
Porque más allá de este espacio privilegiado, solo la mitad de las miles de habitaciones accesibles necesarias para los Paralímpicos estarían actualmente disponibles, según el IPC.
La legislación japonesa exigía antes una sola habitación accesible para los hoteles de 50 habitaciones y más. El texto se modificó hace poco para llevar este nivel al 1% del número total de habitaciones por hotel.
Esta reforma será una herencia positiva de los Paralímpicos, pero hay un riesgo elevado de que llegue demasiado tarde para la propia competición.
Según el brasileño Parsons, el problema de los hoteles, que “podría afectar a los Juegos y la experiencia” de muchos participantes del evento, refleja la estigmatización de las personas discapacitadas en el país.
Dificultades específicas
“Lo más probable es que en Japón se asuma que la gente con una discapacidad no viaje por placer o por negocios: ¿para qué tener entonces habitaciones de hotel accesibles?”, razona el dirigente.
Los organizadores japoneses y las autoridades de Tokio hacen todo lo que está en su mano para encontrar una solución al problema de los hoteles, reconoce Parsons.
“Ellos entienden que hay un problema. Comprenden que para nosotros, para los Juegos, es un problema, por lo que trabajamos juntos en el asunto”.
Parsons espera que la inauguración posterior de los Paralímpicos, a finales de agosto, mitigará algunas dificultades vinculadas al calor y a la humedad, que se afrontarán antes en los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, los deportistas paralímpicos tienen dificultades específicas. Los tetrapléjicos, por ejemplo, son incapaces de transpirar y por tanto necesitan otros medios para enfriar sus cuerpos”, explica Parsons.
Como en los Juegos Olímpicos, el inicio del maratón paralímpico ha sido adelantado antes del amanecer para evitar correr bajo un sol de justicia. Pero eso provoca otros inconvenientes.
Los deportistas “en silla de ruedas necesitan más tiempo para prepararse, lo que significa que probablemente tendrán que levantarse a las dos de la madrugada”, lamenta el presidente del IPC.
Actitud “sobreprotectora”
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, ha declarado en repetidas ocasiones que los Juegos de Tokio en su conjunto “no serían un éxito” si los Paralímpicos no triunfan también.
En un país tocado de lleno por el envejecimiento demográfico, los responsables tokiotas quieren aprovechar los Juegos para mejorar las infraestructuras empleadas por las personas ancianas.
Pero la sociedad japonesa, que según Parsons tiende a ser “sobreprotectora”, debe cambiar su actitud hacia los discapacitados.
Por ejemplo, a pesar de un transporte público muy accesible, “no ves desplazarse a discapacitados, porque hay una barrera cultural. Se espera que se queden en casa”, denuncia.
Pese a todo, la mentalidad está cambiando en el país, asegura, aludiendo a la reciente elección de dos personas con discapacidad severa en el Senado nipón.