El estadio Bentegodi, de Verona, fue testigo de un hecho que emocionó a todos en Italia, especialmente al mundo futbolero. Sinisa Mihajlovic, en medio de su lucha contra la leucemia, dejó el hospital después de 41 días y sorprendió a sus jugadores.
El entrenador de 50 años dejó el sanatorio Sant’Orsola, en Bologna, se subió a un auto, recorrió 145 kilómetros con destino a Verona y se juntó con el plantel en el hotel. Un plantel al que entrenó a través de videos y por teléfono y al que le había prometido estar en este debut en la Serie A.
Y ahí estuvo nomás el DT nacido en Vukovar (hoy Croacia) en la ex Yugoslavia, que brilló como jugador en el Calcio, donde también hizo la mayor parte de su carrera como entrenador. El mismo que a mediados de julio reveló su enfermedad y lloró en una conferencia de prensa porque «voy a ganar esta batalla», avisó.
En su equipo juega el argentino Rodrigo Palacio, uno de los futbolistas que podrá revelar la valentía de este hombre que emocionó a todos. Y aunque jugó con uno más desde los 13 minutos y se puso en ventaja con un gol de penal de Sansone, los locales empataron mediante Miguel Veloso. Pero claro, el resultado fue lo de menos. Sinisa se llevó la admiración y los aplausos.