El tres veces medallista de oro paralímpico Markus Rehm, apodado ‘Blade Jumper’, vence regularmente a atletas sin discapacidad en el salto de longitud y su sueño es hacerlo en una única y misma competición, que ponga en igualdad a competidores olímpicos y paralímpicos.
Su récord mundial de 8,48 metros, conseguido el año pasado, le habría dado de largo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2008, 2012 y 2016.
«Me comparo con los mejores del salto de longitud, así que evidentemente miro a los atletas olímpicos. Sigo lo que hacen e intentaré hacerlo mejor que ellos» en los Juegos de Tokio-2020, dentro de un año, afirmó este carismático deportista alemán de 31 años a la AFP durante una sesión de entrenamiento en Japón.
Markus Rehm perdió su pierna derecha en un accidente de wakeboard cuando tenía 14 años. Concentró entonces todo su instinto deportivo en el atletismo, con un resultado espectacular.
Durante un tiempo soñó con seguir los pasos del sudafricano Oscar Pistorius, actualmente caído en desgracia por una condena por asesinato, y estar en los Juegos Olímpicos de Rio. Pero su ambicioso intento fue detenido en seco por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), que estimó que no estaba demostrado que la prótesis no supusiera una ventaja determinante.
Rehm no ha renunciado a su objetivo y su objetivo actual es que Juegos Olímpicos y Juegos Paralímpicos se acerquen todavía más.
– «Demasiado despacio» –
«Creo que desde un punto de vista científco hemos hecho realmente mucho, todo lo que podíamos hacer», afirma.
Su objetivo ahora es tomar parte en una competición contra atletas olímpicos, principalmente para poner en valor el movimiento paralímpico.
«Iría incluso hasta sin tener opciones de medalla. Sería un golpe publicitario», estima.
Este deportista alemán tiene muchas ideas para unir a los atletas de las dos categorías.
«Hay que comenzar por algo. Sería interesante hacerlo con la Liga de Diamante y creo que a muchos espectadores les encantaría ver el deporte paralímpico», afirma, aludiendo al circuito de catorce reuniones de atletismo. «Podemos saltar tan lejos como ellos. Podemos correr casi tan rápido como ellos», asevera.
¿Y por qué no un 400 metros con atletas en silla de ruedas contra atletas que van a pie? «Hacen casi el mismo tiempo», afirma, explicando que si bien el deportista en silla de ruedas queda distanciado en el inicio, aprovecha luego la velocidad del impulso y recupera en la línea recta.
Otro de sus sueños es que se termine con el vacío de casi tres semanas entre la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos y el inicio de los Juegos Paralímpicos. Imagina, por ejemplo, que una vez que la llama olímpica se apague podría haber una carrera símbolica de relevos mixtos, con dos atletas olímpicos y dos paralímpicos en un mismo equipo, justo antes de que se encendiera la llama paralímpica.
«Creo que hay que conservar las dos competiciones separadas porque tenemos valores y mensajes diferentes. Pero querría que nos acercáramos», explica.
«Va muy lento, demasiado despacio para mí, que no voy a rejuvenecer», sonríe.