Un estudio prospectivo de niños que juegan al fútbol americano, un deporte que ha sido vinculado a daños por conmociones cerebrales, ha econtrado cambios mínimos en los resultados neurocognitivos de los jóvenes tras someterlos, opr ejemplos, a pruebas de síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Además, han concluido que cualquier cambio que han visto no está correlacionado con el número o la gravedad de los impactos en la cabeza.
En su trabajo, publicado en la revista ‘Journal of Neurotrauma’, los investigadores apuntan que la preocupación por los posibles efectos a corto y largo plazo de los impactos en la cabeza experimentados por los niños que juegan a este deporte «han llevado probablemente a una disminución de la participación«.
«Al tratar de determinar los efectos de los impactos repetidos y subconmocionados en la cabeza, los estudios de resultados prospectivos son una adición importante a los estudios retrospectivos existentes. Diseñamos este estudio para incluir una amplia variedad de pruebas de resultados neurocognitivos, para darnos nuevas perspectivas de cómo losgolpes repetidos podrían influir en los resultados», explica Sean Rose, codirector de la Clínica de Conmoción Cerebral Compleja del Nationwide Children’s Hospital (Estados Unidos).
Análisis en más de 150 jóvenes
Los investigadores han analizado a más de 150 jóvenes de 9 a 18 años de edad durante dos temporadas de fútbol americano. Sometieron a los participantes a pruebas neuropsicológicas, detección vestibular y ocular-motora, pruebas de equilibrio, síntomas de TDAH reportados por los padres o un ajuste de comportamiento autoreportado.
Los sensores colocados en los cascos registraron los impactos de cabeza subconcunsivos durante los entrenamientos y los partidos. En el grupo completo de 166 jugadores, una prueba computarizada de velocidad de procesamiento disminuyó con el tiempo.
Las otras 22 medidas de resultado mejoraron o no cambiaron con el tiempo. Ni el número total de impactos ni la intensidad de los mismos se correlacionaron con el cambio en los resultados desde antes de la temporada 1 hasta después de la temporada 2 en los 55 jugadores que participaron en ambas temporadas del estudio.
«Hasta ahora, el estudio nos está mostrando que los impactos subconcunsivosno parecen estar asociados con cambios en la función neurocognitiva durante dos temporadas del fútbol juvenil. Y estamos descubriendo que otros factores, como el TDAH y la edad más temprana, son más predictivos del empeoramiento de las puntuaciones en nuestras pruebas de pre y post temporada. Sin embargo, seguimos preocupados por los impactos repetitivos en la cabeza de los niños, y se necesitan tiempos de seguimiento más largos para buscar efectos retardados en la neurocognición», concluye Rose.