El año 2015 cambió drásticamente la vida de Desireé Vila. La joven tenía en aquel momento 16 años y formaba parte de la selección española de gimnasia acrobática. Cuando se preparaba para acudir al Europeo sufrió una fractura de tibia y peroné en una de las sesiones de entreno, lesión que se convertiría en su peor pesadilla. Y es que la gallega de Gondomar (Pontevedra), que ahora tiene 21 años recién cumplidos, vio como una visita rutinaria al hospital de Vigo derivaba finalmente en una amputación de su pierna por culpa de una negligencia médica del traumatólogo que la trató, Pedro Larrauri, quien fue penalizado por la justicia con dos años de cárcel, cuatro sin practicar su profesión y fue obligado a pagar a la deportista 2.1 millones de indemnización.
Tras unos meses duros para Vila y su familia, la joven se refugió de nuevo en el deporte para salir de la oscuridad, hasta el punto de que ahora forma parte del equipo español de atletismo adaptado, y se está preparando para poder acudir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Sus valores de superación personal y la voluntad de afrontar retos no han pasado inadvertidos para la firma Barbie que la ha elegido, junto a la cantante Alaska y la científica Nerea Luis como modelo a seguir para inspirar a la niñas. La deportista, que también imparte charlas de motivación y escribió el libro Lo único incurable son las ganas de vivir, nos recibe en las oficinas de Mattel en Barcelona para hablar de su experiencia y nos regala sus reflexiones vitales sin perder en ningún momento la sonrisa.
Tiene 21 años y ya ha sido elegida como una modelo de inspiración para las niñas a través del mundo de Barbie. ¿Siente respeto por este rol?
Es una responsabilidad muy positiva. A través de mi historia personal y de los valores del deporte puedo dar un mensaje optimista de que las niñas pueden llegar a ser todo lo que se propongan. Creo que para ello es importante inspirarse en otras personas que han llegado a conseguir los éxitos que ansiaban.
Su modelo representa la superación personal y la voluntad de afrontar retos. ¿Se siente identificada?
Sí. Cuando sufrí el accidente tuve que cambiar de objetivos, ya que estaba muy centrada en la gimnasia acrobática y parecía que en ese momento me quedaba sin sueños y desaparecía todo aquello por lo que había estado trabajando. Al final eres consciente que no toca otra que reinventarse y, gracias al atletismo, he encontrado una nueva motivación que es el deporte adaptado. Para mí es el ejemplo claro de que hay circunstancias que pueden cambiar nuestro camino pero siempre podemos buscar otras vías y retos.
¿Jugaba usted con Barbies cuando era pequeña?
¡Sí! Me gustaba mucho jugar con ellas y, sobre todo, inspirarme en las Barbies que representaban aquello que quería ser de mayor. Por ejemplo, la Barbie profesora o incluso la astronauta. Creo que hoy en día se adaptan las muñecas a la actualidad y a los roles que ocupan muchas mujeres, representando roles muy importantes. Este 2019 es el año de la mujer, el de la mujer deportista y el de la mujer en general.
Fuerte mentalidad
Hay circunstancias que pueden cambiar nuestro camino pero siempre podemos buscar otras vías y retos”
DESIRÉE VILA Atleta
¿Echaba de menos algún tipo de muñeca?
Ahora mismo no lo recuerdo, aunque es cierto que, cuando hace cuatro años me amputaron la pierna, todavía no estaba la Barbie con la prótesis y sí que veía que faltaba algo con lo que yo me sintiera relacionada en ese momento. Ahora ya forma parte de la colección; en el anterior evento me la regalaron y me hizo muchísima ilusión.
Es una manera eficiente de dar visibilidad a la inclusión hacia los más pequeños…
Cada persona es diferente, aunque es cierto que las mujeres nos centramos mucho en el físico y realmente no es lo más importante. Para mí lo más importante es la persona. Hay personas con tallas más grandes o pequeñas, de diferentes colores de piel o con discapacidad; esta es la realidad del momento. No todos somos perfectos, cada uno es como es y está bien
que esas diferencias estén incluidas en una colección tan importante y de impacto como esta.
Los niños son muy sinceros. ¿Qué le dicen cuando va a darles charlas?
A ellos lo que más le fascina es ver una prótesis con ‘brilli brilli’, sobre todo a las niñas. Me han llegado a decir que querían una pierna como la mía (Ríe). Es cierto que son muy curiosos y en la ronda de preguntas te sorprenden siempre.
¿Por ejemplo?
El otro día me preguntaron si cuando me pesaba lo hacía con prótesis o sin ella. ¡Me encanta!
¿Qué miedos detecta entre el público cuando da sus conferencias motivadoras?
Les hablo de mis miedos. Por ejemplo, yo pensaba que jamás podría tener novio y ahora tengo pareja. La curiosidad principal es si con una discapacidad puedes tener una vida normal. Siempre digo que yo hago las mismas cosas que hacía antes, algunas quizás de manera distinta o adaptada, pero a veces pienso que hago incluso más cosas que alguna persona sin discapacidad.
Publicó el libro Lo único incurable son las ganas de vivir. ¿Escribir le resulta terapéutico?
Totalmente. Cuando empecé a escribirlo fue como una terapia después de lo ocurrido, algo que me comentó que hiciera mi psicólogo. Cuando lo terminé tuve claro que lo que contaba podía ayudar a otras personas que pasaran por una situación similar.
El golpe más duro
No sabía que existían unas prótesis y que se podía hacer deporte y lo veía todo muy oscuro. Recuerdo que dije textualmente: prefiero morir”
DESIREÉ VILA
¿Llegó a perder en algún momento las ganas de vivir?
Sí. Cuando me transmitieron la noticia de que me tenían que amputar la pierna tenía 16 años, estaba en la selección española de gimnasia preparándome para el europeo y se me cayó el mundo el encima. Pensé que no había salida. No sabía que existían unas prótesis y que se podía hacer deporte y lo veía todo muy oscuro. Recuerdo que dije textualmente: prefiero morir.
Muy duro…
Pasaron los meses, aprendí a caminar con la prótesis, conocí a gente con discapacidad y todo ello me ayudó mucho. Fue ahí cuando me di cuenta de que puedes ser una persona totalmente plena e independiente con una prótesis, y ahora estoy muy feliz. A veces me preguntan si cambiaría mi vida por la que tenía antes y siempre respondo que no. Todo lo que he aprendido durante el proceso me ha ayudado a madurar y a ser la persona que soy ahora.
¿Quién la ayudó a no derrumbarse en esa época de oscuridad?
A parte de mi familia, cuando consigo algún premio me acuerdo de todo mi equipo: entrenador, fisio, mi psicólogo, mi biomecánico…Sobre todo me acuerdo de mi fisio rehabilitador, fue él quien me enseñó a caminar de nuevo. Recuerdo una frase que me dijo un día: “No saldrás de la sala de rehabilitación hasta que te vea correr”. Efectivamente, cuando lo pude hacer empecé con el equipo de atletismo.
Su familia debería sufrir mucho con usted…
Durante el proceso de duelo me di cuenta de lo importante que es la familia, el amor, y la gente que te rodea porque, como dices, fueron los que más sufrieron, aunque parece que cuando pasan estas cosas el único afectado es el que tiene el accidente. Para el libro hice un poco de periodista y entrevisté a mi familia para ver cómo lo habían vivido ellos.
¿Le sorprendió lo que le contaron?
Mucho. Mi hermana, por ejemplo, que es más pequeña que yo, se creció, maduró de golpe y dejó atrás sus necesidades para volcarse en mí.
Su nueva vida empieza a consecuencia de una negligencia médica. ¿Cómo gestionó la frustración o rabia que puede generar algo así?
Al principio me preguntaba mucho por qué me había pasado a mí y por qué esa persona había hecho que mi vida se complicara de esta forma. Tras una larga recuperación y viéndolo con perspectiva intento no pensar más en ello. Hicimos una acción simbólica y emotiva con mi familia que consistió en enterrar la pierna, y para mí fue como cerrar una etapa, muy bonita y con muchos éxitos, pero siendo consciente de que no debía enfocarme en el pasado sino en lo que sí que podía hacer en el presente. También te diré que soy una persona que cree en el destino y pienso que esto me ha pasado por algo y que aunque no hubiera sido una negligencia médica me hubiera ocurrido de otra manera. Lo importante es asumir y aceptar tu luto y no atender a más razones pasadas.
¿Cuál diría que fue su punto de inflexión a la hora de normalizar su nueva situación?
Hubo varios. Creo que el más importante fue el primer día que subí una foto en las redes sociales en la que se me veía la prótesis. Era muy reacia a ello, siempre lo quería esconder, iba vestida con pantalones largos…Cuando entrené con el equipo de atletismo paralímpico me sentí acogida y me di cuenta de que cada uno tiene sus problemas o limitaciones, y yo era una más que simplemente tenía que salir adelante con ellos. Así que subí una foto en Instagram con el equipo y, para mí, mostrarme tal y como soy en las redes sociales significó un paso importante.
¿Por qué se decantó por la disciplina del atletismo en esta nueva fase?
Cuando salí del hospital mis padres me obligaron a hacer deporte porque sabían que era una parte fundamental de mi vida y que sin eso iba a tener un vacío enorme. Yo no quería, pero ellos sabían que el deporte era lo que me iba a salvar. Cuando me pusieron la prótesis de correr la sensación fue increíble; llevaba un año sin correr y fue como si me devolvieran la vida. Aprendí a correr, me llamaron de la selección española para que fuera a probar. Ahí conocí al equipo, más gente con amputación y, al final, me quedé con ellos porque también me permitía intercambiar experiencias.
Han pasado menos de dos años desde que se decantó por el atletismo y ya se está preparando para ir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. ¿Qué vida tiene que llevar actualmente para lograr este reto mayúsculo?
Es un año en el que me he centrado mucho más en el deporte, me he trasladado a Madrid para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Madrid y vivo en la residencia deportiva Joaquín Blume. La disciplina es la misma que yo tenía con la gimnasia, que también era un deporte de elite y entrenaba muchas horas. Es la misma disciplina y mentalidad, cuidando hábitos y alimentación, pero trabajando más con el biomecánico, con mi entrenador, el psicólogo deportivo y el fisioterapeuta preventivo de lesiones. Horas físicas pueden ser 3 o 4 horas cada día, pero un deportista de elite lo es 24 horas al día y todo va relacionado con el objetivo final.
¿Tiene plan B por si se torciera su carrera deportiva?
Estudio Relaciones Internacionales; es algo que mis padres siempre me han inculcado, la importancia de tener estudios más allá del deporte. Me gusta la política, la economía, la geografía…y esta carrera conecta todos estos estudios. No descarto en un futuro enfocar la carrera hacia el sector del deporte trabajando en el Comité Olímpico o Paralímpico, por ejemplo.
Usted es un modelo para muchas niñas pero, ¿quién inspira a Desireé Vila?
Destacaría sin duda a Irene Villa. Fue la primera persona con la misma discapacidad que yo que conocí y ella es el claro ejemplo de que se puede hacer todo lo que uno se proponga. Ha estudiado tres carreras, es madre, fue deportista paralímpica y es una persona que consigue todo lo que se propone. Para mí es un ejemplo a seguir.