Carlos Felipa fue víctima de una emboscada terrorista en el VRAEM, ahora saca cara por el Perú en los campos de atletismo con su pierna ‘robótica’.
Carlos Felipa se levanta todas las mañanas como cualquier persona, toma un nutritivo desayuno, se despide de su esposa con un beso y se va a entrenar, la única diferencia es que antes debe colocarse su pierna ‘biónica’. Y es que como él mismo dice, perder una pierna no ha cambiado su vida, sino su rutina de vida.
La naturalidad con la que hoy realiza todas sus actividades esconde una historia que a muchos peruanos podría haber derrumbado por completo. Carlos Felipa es mayor del Ejército Peruano y hace 9 años perdió la pierna izquierda en una emboscada terrorista en el VRAEM. El momento de la explosión, los dos metros que voló por los aires y la forma en que casi también pierde la otra pierna son relatados por él con la misma simpleza con la que atornilla su prótesis especializada.
“Soy comando del Ejército, te preparan para lo peor, para lo más difícil y lo mas difícil era no solo vivir sin una pierna, sino también aceptar que no tener una pierna no es limitación para nada”, dice mientras se levanta para afrontar un día más de entrenamiento.
Este valiente soldado se vio obligado cambiar las armas de fuego por unas armas más poderosas: las del deporte. Su capacidad de adaptarse a las situaciones más adversas producto de su preparación militar lo llevó de defender al Perú en los campos de batalla a representarlo en las pistas mundiales.
Con el entusiasmo de siempre, Carlos Felipa sabe que cada vez que levanta un disco, una bala o una jabalina, o cada vez que corre alrededor del campo o carga una pesa, está contribuyendo a que su mensaje se vuelva más fuerte, aquel que nos dice que no existe peor discapacidad que la que nosotros mismos nos creamos.
“La discapacidad no es lo que nos limita, es el miedo a las cosas nuevas, el miedo es la mayor discapacidad. El miedo es lo que nos estanca, nos hace retroceder, nos encapsula, nos congela para seguir adelante”. Deportista nato, Felipa ya era campeón de taekwondo a nivel militar antes del accidente que marcó su vida, pero luego nada lo pudo detener en su camino por ganar medallas para las vitrinas deportivas de nuestro país.
Especializado en pruebas de atletismo de pista y salto largo, hizo su debut en el año 2014 en Medellín de donde trajo una medalla de bronce. Luego en los Parapanamericanos de Toronto 2015 quedó en cuarto lugar en 100 metros planos y octavo en salto largo.
Pero eso fue solo el comienzo, ahora está a punto de asumir el reto más importante de su carrera deportiva y en su propio país. Felipa se prepara para los Parapanamericanos de Lima con el mismo optimismo con el que se levanta cada mañana. “Una de las cosas que siempre valoro es que todos los días me levanto con el pie derecho”, asegura mientras esboza una sonrisa.
El soldado biónico
Carlos utiliza una prótesis ligera y sin flexión para las competencias de campo y una en forma de gancho para las de pista. Pero la que más llama la atención y se convirtió en una total innovación en nuestro país, es la prótesis ‘biónica’ que utiliza para sus actividades diarias.
Esta prótesis tiene un sistema computarizado que Carlos debe programar mediante un aplicativo en su teléfono celular, así puede regular la resistencia para los diferentes tipos de movimientos que debe hacer. Esta innovación ha hecho que sea conocido como el ‘Hombre Biónico’, un atleta de carne y hueso con una pierna de robot.
Un cambio necesario
“La adaptación al cambio es una fuerza nata en mí. Me supe adaptar totalmente a no tener una pierna”, explica Felipa antes de relatar las circunstancias que lo llevaron a cambiar de disciplina. Los Juegos Paralímpicos de Río 2016 fueron una experiencia inolvidable en su carrera, le dejó un diploma por haber sido finalista en salto largo, pero también una importante lección: Carlos supo que tenía que hacer un cambio. “Tenía 34 años en Río. Decidí iniciar las pruebas de campo por la edad y las cualidades que tenía yo como deportista me ayudaron a saber que podía pruebas de campo”. El lanzamiento de disco, jabalina y bala fueron las disciplinas elegidas.
La bala se convirtió en su especialidad, su empeño lo llevó a ser el quinto en el mundo y el primero a nivel panamericano. Felipa ya tiene la marca clasificatoria para representar al Perú en los próximos Parapanamericanos de Lima 2019.
Trabajo a futuro
Carlos entiende que tiene una gran responsabilidad sobre sí, una que va más allá de conseguir medallas o logros personales. Él sabe que tiene una historia que puede inspirar a toda una generación de paradeportistas.
“Mi intención nunca fue ser el único atleta paralímpico y llevarme solo la gloria. Mi ilusión siempre fue difundirlo, que las personas con discapacidad y mis hermanos del ejército que cayeron en acción de armas puedan tener una mejor calidad de vida a partir del deporte”, asegura con la convicción de alguien que sabe que está en el camino correcto.
Se trata de un trabajo conjunto que abarca deportistas, Estado y el apoyo de empresas privadas. Felipa tiene un mensaje final para todos. “En estos Juegos Parapanamericanos, más allá de la infraestructura, que se vea el legado moral y espiritual que quedará en la mente de todos los peruanos. Lo material se derrumba, se corroe con el tiempo, pero la gloria que podamos dejar nosotros se va a inmortalizar a nivel mundial. Que se vea que el Perú tiene ganadores, no solo bonitos estadios”.
Sabía que…
– Aliados. Carlos Felipa recibe el apoyo de empresas como Siderperú. Él y otros paratletas peruanos deben costearse ellos mismos sus implementos, es por eso que constantemente hacen un llamado al sector privado para que apueste por ellos.