Le dieron dos meses para despedirse del deporte, pero ella no se resignó y ahora es más veloz y fuerte. ¡No hay carrera imposible para las mujeres!Publicidad
Esperanza Garzón hace honor a su nombre. Atleta profesional, había ganado cerca de 200 medallas y estaba en la cúspide cuando, en agosto de 2015, tuvo que detener su marcha abruptamente.
«Empecé a sentir un dolor en la rodilla, luego empecé a sentirlo en la parte superior y el dolor me iba aumentando cada vez más. Dije: ‘algo me está pasando’», recuerda.
Ese «algo» resultó ser una enfermedad que amenazaba el mayor de sus tesoros para ese momento, sus piernas.
«Mi diagnóstico fue desgaste total de cartílago, fibromialgia y artrosis degenerativa. Me dijeron que, con ese diagnóstico, iba a depender de una silla de ruedas», asegura.
Palabras más, palabras menos, los médicos le advirtieron que en dos meses iba a dejar de caminar y que tendría que despedirse del deporte. Esa vez sudó, pero de miedo.
«Me sentí derrotada, me sentí derrumbada. No quise hacer nada, no quería ir a trabajar, solo lloraba», dice la atleta.
Entonces, ocurrió lo inesperado: su pequeña hija le dio una lección, una especie de «entrenamiento», que la haría volver a las pistas.
«Ella me dijo: ‘ma, tú puedes salir adelante, tú eres mi ejemplo, tú eres mi inspiración, no puedes cometer un error solo porque vas a quedar en silla de ruedas, tú puedes luchar, tú me has enseñado a ser fuerte», relata.
Esperanza, además de deportista, es fisioterapeuta. Sabía, por su oficio, que las posibilidades de recuperarse eran mínimas. No obstante, su confianza fue mayor.
«Empecé a entrenar, a entrenar. No me derroté. Duré muchísimo tiempo, ocho meses para volver a correr», señala.Publicidad
Han pasado ya tres años desde aquel diagnóstico y esta mamá, berraca, no ha parado un segundo. El fin de semana estará en la Carrera de la Mujer.
La invitación que hoy hace es sola una: tomar impulso y saltar cualquier obstáculo que haya en la vida.
«Hay mujeres que tienen historias duras, tristes, las maltratas, abusan de ellas, pero el deporte nos saca adelante», finaliza.
Esta historia, en últimas, es una «esperanza» para tantas mujeres que, día a día, luchan por llegar a una meta.