La nadadora lituana Ruta Meilutyte, campeona olímpica en Londres 2012 y Mundial en Barcelona 2013, abandona el deporte a la edad en la que la mayoría disfruta o afronta su plenitud, a los 22 años. La bracista no había sido seleccionada por su federación para competir el próximo julio en los Campeonatos del Mundo y hace dos semanas se supo que podía ser sancionada con una suspensión por dos años por no estar localizable en tres intentos de control antidopaje. Esta última falta parece, a la vista de los hechos, más consecuencia de su desconexión de la natación en los últimos meses que un intento deliberado por sustraerse a los controles.
«Estoy preparada para iniciar una nueva etapa en mi vida. Gracias a todos los que me han apoyado en mi trayectoria», ha zanjado Ruta los rumores en torno suyo. La nadadora ha señalado que ahora pretende «vivir con naturalidad, crecer y comprender mejor el mundo y a mí misma», además de proseguir con sus estudios.
Meilutyte personifica un caso extremo, pero no inhabitual, de deportista precoz ‘quemada’ prematuramente. Fue una de las sensaciones de los Juegos de Londres 2016, cuando ganó los 100 metros braza a los 15 años, antes incluso de proclamarse campeona de Europa júnior, que lo haría semanas después.
Ruta ya se entrenaba en Gran Bretaña con el técnico Jon Rudd, en Plymouth, donde seguía estudios en un ‘college‘. Su hegemonía en los 50 y 100 metros braza se consolidó ganando los títulos mundiales un año después, batiendo de paso los récords mundiales de ambas pruebas en el Palau Sant Jordi.
Estoy preparada para iniciar una nueva etapa en mi vida. Gracias a todos los que me han apoyado en mi trayectoria. Ahora quiero vivir con naturalidad, crecer y comprender mejor el mundo y a mí misma»
Ruta Meilutyte
Pero a medida que crecía fue perdiendo pujanza y alejándose de sus mejores tiempos. Todavía alcanzó a ser subcampeona mundial del hectómetro en 2015, y a recolectar un buen número de medallas en competiciones de piscina corta, pero su físico empezó pasarle factura en forma de cierto sobrepeso.
Cuatro años después de su revelación en Londres, sólo pudo ser séptima en los 100 braza en los Juegos de Río. Y en los Mundiales de 2017 se quedó a un paso del podio en sus dos pruebas predilectas. Comenzó entonces un cambio de rumbo en su carrera. Dejó Gran bretaña y regresó a su país, pero sólo de forma temporal. Buscó relanzar su carrera en California con el ‘guru’ David Salo,pero sus problemas trascendían de su rendimiento deportivo: fue presa de una depresión.
«Peleo contra ello cada día. Con ayuda de mi familia y amigos intento sobrellevarlo y sentirme mejor, pero aún no me he librado de ello», confesó. Pese a todo, se presentó en Glasgow el pasado verano para conseguir una plata en los Europeos, que reeditó en los Mundiales en piscina corta en noviembre, en los 50 metros.
A partir de entonces dejó de dar señales y se desentendió de la natación en febrero. Ello explica sus ausencias en los controles antidopaje, calificados como «un error inexplicable» por su federación. Ahora todo cobra su sentido. Meilutyte, recién cumplidos los 22 años, cierra una etapa en su vida que la encumbró a la gloria y la arrastró a los abismos interiores.