Eduardo Mulet (28) y Jesús Picón (34) corrieron la Maratón Internacional de Mendoza. El atleta maipucino y el muchacho que tiene parálisis cerebral, corrieron por segunda vez los 42 kilómetros. Pero lo más destacable de este dúo es que Eduardo lo hizo por un fin benéfico, más allá de lo deportivo.
Es que Jesús necesita acondicionar la casa donde vive para que pueda tener mayores comodidades, instalando barreras y barras que le puedan mejorar su calidad de vida.
«Corrimos 42 kilómetros entre el Puente Colgante de Cacheuta y el Parque General San Martín. La verdad que fue duro, tanto por la subida como por la bajada, porque en las subidas hay que pechar la silla, que pesa 75 kilos y en la bajada hay que frenarla, genera mucha carga muscular en la espalda y las piernas», dijo Eduardo, que es el que lleva a Jesús en su silla de ruedas.
Foto: Fernando Martinez
No es la primera vez que compiten ya que en 2019 también corrieron. «El año pasado participamos y nos fue muy bien hicimos 3 horas 46 minutos, este año hicimos 3 horas 23 minutos. Un resultado que es hermoso porque llegamos a la par de muchos corredores de primer nivel», recordó.
«Somos amigos desde el año pasado desde que iniciamos esta cruzada solidaria para ayudar a Jesús. La gente se movilizó mucho y colaboró, tuvimos donaciones a través de transferencias bancarias y gente que durante la carrera se arrimaba y nos daban sobres con dinero y otros que harán donaciones de materiales que son para la casa de Jesús. Es para mejorar las condiciones, él necesita una barandas para poder moverse, mejorar el techo y otras cosas»
Eduardo Mulet, coequiper de Jesús.
En cuanto a los próximos objetivos señaló: «Queremos participar el año que viene en la Maratón de Buenos Aires pero con un objetivo deportivo de mejorar el tiempo y promover este mensaje para la sociedad de ayudar al otro, dejar la parte competitiva y ponerse en la piel de gente que no lo puede hacer».
«Hay un montón de Jesús dando vueltas por la calle. Quiero aclarar que no podría estar haciendo esto sin la ayuda de Juan Carlos Bustos, quien fue quien nos prestó la silla porque es especial, tiene un apoyapiés, una aplique de empuje y una butaca donde va sentado Jesús con todos sus pies abrojados», concluyó Eduardo.