Jordi Morales (Barcelona, 1985), con movilidad reducida en las piernas y problemas de equilibrio tras nacer con espina bífida, jugó al tenis de mesa desde los 6 hasta los 13 años con niños sin limitaciones físicas y les ganaba.
Lleva dos décadas en la élite paralímpica y, como el buen vino, mejora con los años. El pasado, se proclamó campeón del mundo y fue elegido mejor palista por la Federación Internacional. Nunca dejó que nadie le dijera que no podía hacer algo, como explicó la semana pasada en un encuentro organizado por CaixaBank en el marco de su acuerdo de patrocinio con el Comité Paralímpico Español y dentro de la campaña #InconformistasDelDeporte.
¿La discapacidad ha sido alguna una barrera en su vida?
«No, todo lo contrario. Ha sido una oportunidad. Si no fuera por ella no hubiese vivido cinco Juegos Paralímpicos ni hubiese viajado por medio mundo. Soy muy optimista y capaz de darle la vuelta a cualquier situación negativa. De hecho, soy especialista en transformar los problemas en oportunidades», dijo en una entrevista con el diario Marca.