Cécile Hernández es una snowboarder de 44 años, de padre barcelonés y residente en Perpignan primavera y otoño. En invierno y verano instala su cuartel general en Les Angles, siempre que no entrene en la Sudamérica austral. Es triple medallista de los Juegos Paralímpicos de Invierno, plata en Sochi y plata y bronce en Pyeonchang, campeona del mundo de banked slalom, tres platasmás en Mundiales y dos veces campeona de la Copa del Mundo tanto de banked slalom como de SBX. Y empezó a competir hace sólo cinco años.
Despertar en una pesadilla
Cécile nunca olvidará el 21 de octubre de 2002. Se despertó, trató de levantarse de la cama y se cayó al suelo. Las piernas no le aguantaban y había perdido la sensibilidad en las mismas. Llevaba un tiempo con molestias: problemas de visión, hormigueo en manos y piernas. Pero ese día no pudo levantarse.
A los cuatro días de estar ingresada en el hospital de Perpignan el médico le reveló a su madre el diagnóstico: esclerosis múltiple en placas. “Le dijo que era posible que no volviese a caminar”, detalla Cécile, que en aquel momento tenía 28 años, llevaba once en el equipo de Francia de BMX y competía esporadicamente en snowboard.
“Los médicos me dijeron que llevaba una vida muy acelerada”, sigue narrando Hernández. “Me pasé tres años en una silla de ruedas, 17 meses en un centro de rehabilitación hasta que en 2005 toqué fondo. Tuve una crisis anímica muy grande, con molestias en piernas y manos y problemas en la vista”.
Un regalo de Navidad
Acudió a un centro de kinesia para someterse a una terapia energética. Llevaba tres años en la silla de ruedas pero no estaba quieta. “Tengo un deporte mental: escribir”. Y durante ese tiempo publicó ‘La guerra de nervios’ y ‘¿Qué hace mamá?’
El especialista que la trató le dijo que había un regalo de Navidad esperándole: volver a andar.
Y Cécile, faltaría más, volvió a andar. “Sabía que era una discapacitada pero no me resignaba a quedarme en casa. La discapacidad ha cambiado muchas cosas en mi vida. En aquella época no quería niños. Luego ví que no era así”. Y en 2007 nació Victoire Eléonore, que no fue obstáculo para que Cécile siguiese persiguiendo sus aspiraciones.
De la redacción a las pistas
Siempre soñó con ser periodista. En 2008 se trasladó a París tras ser admitida en la sección de deportes de ‘Le Figaro’. “Hasta 47 veces llamé por teléfono al jefe de deportes. Perseveré y me contrató”, desliza con una sonrisa. Cubrió como periodista los Paralímpicos de Londres 2012 y en diciembre de 2013, en un encuentro deportivo de periodistas en Valmorel, en los Alpes, su vida dio un giro definitivo.

“No había vuelto a la nieve, no quería ni verla. Pero vencí el miedo y lloré de emoción cuando me puse la tabla. Me caí muchas veces. Lo que ocurre es que para mi es muy importante demostrar que soy capaz de hacer lo que me propongo. Es una lección tanto para mi hija como para mi”, recuerda. Allí estaba Patrice Barattero, un rider del equipo de Francia paralímpico. “El me ha cambiado la vida”, asegura Hernández.
Y de las pistas a Sochi
La convenció de que tenía un sitio en el equipo de Francia. Lo que ninguno de los dos imaginaba es que tres meses después Cécile estaría en los Juegos de Sochicompitiendo en la categoría SB-LL1. Y colgándose una plata. Días después del evento periodístico en los Alpes la llamó el seleccionador nacional para pedirle que pasara una prueba. Había un problema: no tenía puntos para entrar en la Copa del Mundo, donde debía puntuar como requisito para ir a los Juegos.
Se fue dos semanas a Suiza, a someterse a una preparación adecuada. Y se llevó a su hija. Necesitaba llegar bien a la competición para lograr esos puntos en la Copa del Mundo. Hizo de ‘ouvreur’ en una prueba de Copa de Europa y marcó el sexto tiempo de 34 chicas. Empezó a cosechar puntos en Copas nacionales en tiempo récord.

En enero de 2014 la federación francesa le consigue una invitación para participar en una prueba de la Copa del Mundo en Copper Mountain. Acaba cuarta. Una recién llegada. “Fueron dos sensaciones muy distintas. Por una parte el deslumbramiento de estar en una Copa del Mundo cuando hacía un mes no paraba de caerme en Valmorel. Pero también noté un ambiente tenso, de rabia. Las rivales me decían: ‘tú tienes piernas; yo no’”. Las cosas no han cambiado demasiado en cinco años. “No son amigas. Al cabo de cinco años es con Astrid Fina con la que he hecho más amistad. Igual es porque no estamos en la misma categoría”.
Pese a no estar en la lista inicial de atletas para Sochi 2014, la federación le otorga una dispensa y se incorpora al equipo, donde es la única mujer, pocos días antes del arranque de los Juegos, el 7 de febrero. “Llegué sin presión; había salido de la nada, sin entrenar demasiado. Llegué con toda la ilusión y motivación del principiante. No sabía demasiado las reglas y fue muy divertido”,describe la ‘rider’.
Una acogida poco cordial
La cosa ya no fue tan divertida en la Copa del Mundo. La acogida no fue muy cordial. “Los podios se repartían entre cinco chicas y existía una jerarquía muy clara hasta que llegué. Al final de las carreras trataba de saludar extendiendo el puño y no me correspondían. Puedo entenderlo porque llevaban años preparándose y yo acababa de aparecer”, explica Cécile.
La francesa de padre español sufre su discapacidad como las demás. “No tengo equilibrio y me tiemblan las piernas, en las que tengo la fuerza de un niño de siete años; sufro espasmos neurológicos. No puedo saber cómo va a responder mi cuerpo en la carrera. Bueno, en carrera y en cualquier momento del día. Las pruebas duran varias horas y mi resistencia va a menos. Pasar rondas es ir de más a menos y al final me mantengo por la fuerza mental”, relata su catálogo de obstáculos.

Una trayectoria fulgurante
Su confirmación a la plata de Sochi le llega de inmediato. Gana la Copa del Mundo, imponiéndose en todas las pruebas tanto en banked slalom como en SBX y lo remató en La Molina, proclamándose campeona del mundo de slalom y ganando la plata en SBX. La temporada siguiente se lleva su segunda Copa del Mundo, ganando la de slalom y siendo segunda en la de SBX. Y en la Copa del Mundo de 2017 se lleva cinco victorias y el tercer Globo consecutivo.
Afronta la temporada 2018 tras superar una lesión en el pie izquierdo que la tiene sin entrenar cinco meses. Gana la plata olímpica de Pyeongchang en banked slalom y el bronce en SBX, y en la Copa del Mundo acaba segunda en banked slalom y cuarta en SBX.
Acumula 41 participaciones en la Copa del Mundo y ha ganado 27 veces (65% de victorias), subiendo otras diez veces al podio y sólo ha estado una vez fuera del ‘top 5’, además de un DNS (no tomó la salida). Unas estadísticas apabullantes.

Sudamérica en verano
Lleva tres veranos yendo a entrenar a Ushuaia y este año quiere ir con Astrid Fina “para entrenar con el equipo de Francia ‘normal’”. Tiene el permiso de su federación y su entrenador en Les Angles y Font Romeu, Marcos Lorenzo, y el de la estación argentina, Diego Linares, ya han llegado a un acuerdo para que vaya a entrenar sola. Casi siempre viaja con sus medallas olímpicas “porque simboliza mi lucha diaria, la culminación de unos años negros a base de entrenamiento para llegar a ser capaz de lograr lo que me proponga, tanto como mujer como madre”. Y todo eso sabiendo que cualquier día, en cualquier momento su cuerpo puede ponerla de nuevo en ‘modo off’, sin previo aviso.
Es la única atleta con discapacidad patrocinada por la Aduana francesa, que también sponsoriza a Alexis Pinturault, Victor Muffat Jeandet y Jean Frédéric Chapuis. Su próximo reto es el Mundial de Pyha, del 26 al 31 de marzo y donde ha ganado las cuatro veces en la que la Copa del Mundo ha recalado en la estación finlandesa. Evidentemente irá a por el oro.
Gana tres pruebas en La Molina lesionada
Su última aparición en la Copa del Mundo fue hace poco más de una semana en La Molina. Once días antes se había dislocado la cadera y una rodilla. Los médicos le aconsejaron que parase durante un mes y medio. Ni se le pasó por la cabeza, y menos con el Mundial a la vista. En poco más de media hora estaba en La Molina para ganar las dos pruebas de SBX y la primera de banked slalom. En la segunda fue segunda.

Ella dice que consultó con su entrenador, que tenía dudas. “Viajo por todo el mundo y ¿no voy a participar aquí, en mi casa? Sólo quería intentarlo. Por mi discapacidad el dolor es mi compañero permanente. Pero ahora se añade el de la caída. Soy feliz encima de una tabla”.
Por si toda esta actividad pareciese poca, Cécile sigue escribiendo con vistas a un tercer libro e imparte conferencias sobre fuerza mental y motivación en empresas.