Ya no será necesario someterse en todos los casos a una tomografía computarizada para saber si se sufrió una contusión tras un golpe. La Agencia para el Control de Alimentos y Medicinas (Food and Drug Administration) acaba de aprobar la primera prueba de sangre que detecta daños en el tejido cerebral, lo que reduce la necesidad de exponerse a las radiaciones de un escáner CT en un tercio de los casos y además es más económico.
“Esto va a cambiar el paradigma de pruebas para detectar casos sospechosos de contusiones”, dijo Tara Rabin, vocera de la FDA.
La institución ha trabajado junto con el Departamento de Defensa, que buscaba una herramienta de diagnóstico para evaluar a los soldados heridos en zonas de combate. El Pentágono financió una investigación con 2,000 personas que facilitó la aprobación del test de sangre.
Uno de los problemas a la hora de diagnosticar contusiones es que los síntomas pueden tardar en manifestarse. En algunos casos son instantáneos, pero en otros pueden tardar horas o incluso días en aparecer, con síntomas que varían de persona a persona y van desde la sensibilidad al ruido o a la luz a la pérdida de equilibrio.
Comparado con una tomografía, el análisis de sangre es 97.5% efectivo en detectar una concusión y 99.6% efectivo en descartarla.
El test también reducirá costes de forma significativa, ya que un escáner TC cuesta entre 800 y 1.500 dólares; mientras que la prueba rondará 150 dólares, según la compañía fabricante, Banyan Biomarkers, con sede en San Diego (California). Por el momento, el test está aprobado solo para adultos, pero Henry Nordhoff, el director de la empresa, señaló que planean iniciar estudios para evaluar su uso en niños.
En 2013, los Centros para el Control de Enfermedades registraron 2.8 millones de incidentes relacionados con heridas en la cabeza que terminaron en visitas a salas de emergencias, hospitalizaciones o incluso muertes.
Las contusiones cerebrales se han convertido en un asunto preocupante de salud pública por su alta incidencia en algunos deportes, sobre todo el fútbol americano. Un estudio publicado por la revista médica JAMA reveló que el 99% de los cerebros estudiados de exjugadores de la NFL que donaron sus órganos para la investigación científica presentaron trauma severo (algo más complejo que no podría detectarse con esta simple prueba de sangre).
Concretamente, los cerebros de los jugadores padecían Encefalopatía Traumática Crónica (CTE, por sus siglas en inglés), un síndrome degenerativo del tejido cerebral que puede presentarse incluso años después de la exposición a los golpes. Los síntomas son la pérdida de memoria, confusión, alteración del juicio, paranoia, problemas de control de impulsos, agresividad, depresión y eventualmente demencia progresiva que pueden llevar a la muerte.
Aunque un test de estas características es una buena noticia en un momento en que se pone cada vez más de manifiesto la violencia del fútbol americano y las consecuencias para la salud de los jugadores, el problema de la acumulación de golpes en la cabeza continúa estando ahí.
La existencia de CTE en atletas fue detectada por primera vez de forma sistemática por el médico forense Bennet Omalu, de origen nigeriano. El médico se enfrentó a la NFL cuando esta liga intentó poner fin a su investigación, en la que por primera vez encontró una clara conexión entre el síndrome y ese deporte, algo que solo había sido confirmado en el boxeo. Su trabajo fue llevado al cine con la cinta ‘Concussion’, protagonizada por la estrella de Hollywood Will Smith.