Casi 130 kilómetros separan San Tirso de Abres, el concejo asturiano situado más al occidente del Principado, con el polideportivo avilesino del Jardín de Cantos, donde dos días a la semana se ejercita, a las órdenes de Gonzalo Vega, el Garmat Avilés de Segunda Nacional de baloncesto en silla de ruedas. Allí, al lado de Castropol, junto a sus padres y a otros 444 habitantes, vive Tania García, una luchadora de 18 años que no admite un ‘no’ por respuesta y que ha hecho del ‘si quieres, puedes’ su lema vital.
Tania nació con una luxación en las caderas y con los pies zambos, lo que le ha marcado durante toda su infancia y adolescencia. Tiene hasta tres fisios, acude a un traumatólogo en Santiago de Compostela, a donde durante épocas se tuvo que desplazar hasta tres veces por semana, y ha tenido que someterse a varias operaciones pues, hace años, sólo el ponerse de pie le podía provocar fracturas en los huesos de las piernas.
El esfuerzo muchas veces tiene recompensa y, en el caso de Tania, esta poco a poco va llegando, gracias también al empeño de sus padres, que siempre le han acompañado en el camino. «Lo difícil es medir bien. Siempre intento estar lo suficientemente cerca como para que no se sienta sola, pero también lo suficientemente lejos para no agobiarla y que pueda hacer su vida», explica su madre, María Esther.
Tania, que cursa cuarto de la ESO y que solo las operaciones le han impedido ir año a año –repitió cuarto de Primaria y está cursando un par de asignaturas de cuarto de la ESO este curso–, conoció el baloncesto en silla de ruedas gracias a las actividades que Cosa Nuesa y la Federación de Deportes para Personas con Discapacidad Física del Principado de Asturias (FEDEMA) organizan a lo largo y ancho de Asturias. El destino elegido en 2015 fue Vegadeo, donde Juan Pablo Barcia ‘Pioto’ es una referencia gracias a sus logros en el deporte adaptado y paralímpico. Fue allí cuando Tania se dio cuenta de que podía hacer grandes cosas en ese deporte.
A pesar de sus problemas físicos, la joven jugadora ya había hecho sus pinitos en el baloncesto tradicional, por lo que solo debía adaptarse a la silla para ver su sueño hecho realidad. Casi tres años después, el club avilesino ha decidido hacerle ficha para esta temporada, cuando por fin podrá debutar en categoría nacional.
«Después de un tiempo entrenando tenía muchas ganas de empezar a competir y parece que este año se podrá dar. Será muy emocionante viajar con el equipo por España y poder jugar al baloncesto», explica Tania. Tanto ella como su madre reconocen que «el trato del Cosa Nuesa ha sido espectacular desde el primer momento. Son todo facilidades y Tania está encantada a pesar de su timidez».
Cada miércoles y cada viernes, una y otra recorren casi 250 kilómetros para que Tania pueda entrenar. «Yo tuve que cambiar de trabajo para adaptarme a los horarios, pero merece la pena por verla feliz. Cuando yo no puedo, viene su padre», asegura María Esther. En el horizonte aparece la Selección Española, pues «le daría acceso a alguna beca y a poder compatibilizar el deporte, los estudios y la recuperación que debe llevar a cabo con los fisios».