Gran Bretaña y Holanda se proclamaron, en Hamburgo (Alemania), campeones del mundo de baloncesto en silla de ruedas en categorías masculina y femenina, respectivamente, en un torneo en el que España logró con sus mujeres una histórica séptima posición.
La selección española femenina ha hecho historia en Hamburgo. Volvió a un campeonato mundial veinticuatro años después, lo disputó por clasificación -y no por invitación como en las dos anteriores ediciones, la última en 1994-, accedió a cuartos y logró tres victorias -nunca antes había ganado en este torneo-, la última para definir su séptimo puesto definitivo frente a Francia, su bestia negra desde 2003.
«El séptimo puesto ha sido el broche perfecto a un torneo muy bueno y muy completo que lo único que nos invita es a seguir soñando y a trabajar más para el Europeo del año que viene», confiesa el seleccionador Abraham Carrión.
La vencedora del Mundial fue Holanda, que se impuso (56-40) en la final a Gran Bretaña. El tercer escalón del podium lo completó Alemania, que ganó a China por el bronce.
La jugadora con mayor acierto del torneo fue la holandesa Mariska Beijer, que anotó 219 puntos, con un promedio de 27,38 por partido. La siguieron la brasileña Vileide Almeida, con una media de 20,86, y la canadiense Arinn Young, con 20,13.
En la clasificación general de rebotes la mejor fue la holandesa Bo Kramer, con 103, seguido de la argentina María Pallarés, con 79. Entre las diez primeras aparecen dos españolas, Vicky Pérez, octava con 68, y Victoria Alonso, novena con 64.
Por su parte, la selección española masculina ha concluido el Mundial en quinta posición, su segundo mejor resultado en una campeonato de este tipo, tras el cuarto puesto de 2014 en Incheon (Corea del Sur).
Los chicos que dirige Oscar Trigo vencieron con comodidad a Polonia (52-79) en el último partido del campeonato mostrando un nivel de juego muy alto tras quedarse apeados de las semifinales.
Pablo Zarzuela, con 24 puntos y 7 rebotes, fue el jugador más determinante de España, mientras que por el lado polaco fue Dominik Mosler, que registró 10 puntos y 5 rebotes.
La selección masculina fue de menos a más en este Mundial. Comenzó el campeonato con tres derrotas consecutivas y, en el momento clave, ya sin margen de error, venció en octavos de final a Japón.
En cuartos, tras remontar diez puntos en los últimos minutos, perdió con Gran Bretaña y quedó fuera de la lucha por las medallas.
«Hay que recuperar sensaciones para preparar el próximo Europeo, que es importantísimo porque sólo tenemos cuatro plazas para los Juegos Paralímpicos de Tokio y vamos a tener que luchar a un nivel superior», confiesa el seleccionador Oscar Trigo.
Gran Bretaña se impuso en la final por el título a Estados Unidos (62-79), con la actuación destacada de Harrison Brown y George Bates, que anotaron diecisiete puntos cada uno.
La selección australiana, campeona en los dos Mundiales de 2010 y 2014, completó el podium con la medalla de bronce conquistada tras ganar a Irán en el partido por el tercer y cuarto puesto.
El iraní Omid Hadiazhar fue el máximo anotador del torneo con 140 puntos, aunque el mejor promedio lo tuvo el canadiense Patrick Anderson, con una media de 25, que también lideró la clasificación de rebotes con 60. Alejandro Zarzuela fue el sexto jugador con más rebotes del torneo con 57.
Gran Bretaña y Holanda, campeonas del mundo de baloncesto en silla de ruedas
