El nadador holandés Maarten van der Weijden , campeón olímpico en Pekín 2018 en 10 kilómetros de aguas abiertas, protagonizó el pasado fin de semana un reto sólo al alcance de un superdeportista.
Afrontó el hito de nadar, sin casi paradas, 200 kilómetros durante 55 horas en el mar del Norte de Holanda. Finalmente, aconsejado, o mejor dicho obligado por los médicos tuvo que dejarlo cuando acumulaba 163 kilómetros. 
Su cuerpo ya no daba para más. Sólo hay que ver las fotos de cómo acabaron su pies.
Van der Weijden fue campeón olímpico tras superar una leucemia linfática aguda.
Desde entonces su compromiso en la lucha contra el cáncer, a través de su fundación, le han llevado a afrontar proyectos para recaudar fondos para la investigación de esta enfermedad.
Tras su última hazaña acumula ya 3,5 millones de euros y espera sumar un millón más. A Van der Weijden le diagnosticaron leucemia en 2001.
Se sometió a varios tratamientos de quimioterapia. Pasó por el quirófano para un transplante de células madre.
En Pekín, tras bajarse del podio con el oro, recordó las horas pasadas en el hospital.
«El hecho de estar tumbado en una cama te enseña a ser paciente y ésa fue casi la misma estrategia por la que opté aquí. Esperar mi oportunidad», recordó el holandés.
«Cuando estás en el hospital, sufriendo tanto, sintiéndote tan cansado, no quieres pensar en el día siguiente ni en la semana siguiente. Sólo piensas en la hora siguiente», decía Van der Weijden.
El reto acuático de reto para luchar contra el cáncer
