Joan Pahisa tiene 27 años y una de sus pasiones es el deporte. Practica varias disciplinas pero a la que dedica más tiempo es el tenis de mesa. Aunque su deporte favorito es el baloncesto, el ping-pong es el que mejor resultados le ha dado. Entrena tres días a la semana y está federado con el club de tenis de mesa de Sant Quirze del Vallès. Su estatura, un metro exacto, no ha sido ningún impedimento para que sea todo un crack de la pala. Pahisa, que está estudiando un doctorado en informática en la UAB, sufre displasia espondiloepifisaria congénita. “Tengo un problema de crecimiento, mi enfermedad me hace tener problemas con los cartílagos, con las puntas de los huesos, que son más cortos y están deformados. Yo solo conozco en Catalunya otra chica que tiene lo mismo, seguro que habrá alguien más pero no muchos”, afirma este joven que continuamente está buscando nuevos retos con una visión totalmente optimista. “Siempre he sido así, ser pesimista no te ayuda, si no puedes hacerlo de un modo te buscas la vida y con imaginación lo haces de otro modo”, explica mientras conduce hasta al club de tenis de mesa de Sant Quirze para ir a entrenar.
Este espíritu de superación le ha permitido conseguir uno de sus sueños. Participará este verano en los Juegos Mundiales para Personas de Talla Baja que se celebran en Estados Unidos, en Michigan. Pero llegar no ha sido fácil y ha tenido que hacer una campaña de micromecenazgo para costear su viaje y su estancia y la de su entrenador, que también es fisioterapeuta. Tras colgar un vídeo en YouTube jugando a tenis de mesa, que ya ha superado las 3.600 visitas, y crear una página web ha logrado recaudar unos 3.600 euros. “Necesitaba 3.000 para mí y mi entrenador, agradezco mucho a todas las personas que han ayudado, guardaré lo que sobre para futuras competiciones o lo donaré a una organización que fomente el deporte para personas con discapacidad”. Para Pahisa serán sus segundos Juegos después de la experiencia hace ocho años en Francia donde ya consiguió varias medallas. En Estados Unidos será el único representante español. “Me gustaría que esto cambiase y que las personas como yo se animen y vean que pueden hacer deporte”, afirma Pahisa.
Competirá en natación, bádminton, en otros deportes en equipo y en tenis de mesa, donde espera conseguir medalla. Pahisa ha entrenado durante dos años en el CAR de Sant Cugat y desde hace unos diez practica tenis de mesa con el club de Sant Quirze. Ha disputado varios campeonatos de España de minusválidos, ganando medallas individuales y por equipos, y ha participado en diferentes opens internacionales. Actualmente también juega contra personas sin discapacidad. Empezó en tercera división y ahora está en primera provincial. “A nivel federado cuando he competido en torneos internacionales soy el más bajo de todo el mundo y en España también”. Al principio muchos de sus contrincantes cuando no lo conocían se sorprendían y cuando Pahisa empezaba ganando “habían volado algunas palas y algunas patadas en la vallas”.
Dificultades en el día a día
Pahisa intenta hacer su día a día con total normalidad pero medir un metro de altura genera dificultades. “En los cajeros no puedo sacar dinero porque no llego, en la mayoría de las tiendas no veo lo que hay en los mostradores, en los museos a veces te pierdes la mitad, tienes dificultades y es más una cuestión de previsión. También entiendes que no lo pueden poner todo bajo porque entonces a los demás les daría dolor de espalda”, comenta con total naturalidad. Otro de los principales inconvenientes es la ropa. “Esto sí que es horrible”, reconoce Pahisa, que tiene que “ir a tiendas de niños pero tampoco son las mismas proporciones, no me va demasiado bien y no me gustan demasiado los típicos estampados”. Y es que la opción de hacer la ropa a medida “me sale muy caro y a veces sigo llevando ropa de hace más de 10 años”.
Más allá del deporte, otro de sus retos es que las personas con la estatura baja no tengan miedo de salir de casa y hacer actividades. “Es bastante increíble pero a veces la gente sigue riéndose de ti, es algo cultural de hace mucho tiempo, porque a nadie se le ocurre que alguien se burlara de una persona en silla de ruedas. También creo que cuanta más visibilidad tengamos estará todo más normalizado”, concluye este gran campeón.
Joan Pahisa, el campeón de ping pong de un metro
