Chris Bosh aún no se ha retirado del baloncesto. A sus 34 años, lleva los últimos cuatro arrastrando una enfermedad crónica que le ha provocado coágulos de sangre en varias partes de su cuerpo, incluyendo sus piernas y sus pulmones. En 2015 se perdió media temporada por este problema y jugó su último partido el 9 de febrero de 2016, en vísperas del All-Star de ese año, para el que había sido seleccionado. En verano 2017 los Heat le cortaron amparándose en una cláusula que permite a las franquicias de la NBA prescindir de aquellos jugadores que padezcan un enfermedad que le impida jugar en la élite.
Siete meses después de su retirada ‘forzada’ -y de varios coqueteos con el abandono definitivo-, Bosh anunciaba el pasado mes de febrero que había retomado la preparación física para poder volver en algún momento a las canchas.
Sin embargo, esa decisión no sólo depende de él, sino de que un médico le declare apto en algún momento. Poco después, en una entrevista con ESPN, confesaba su preocupación por su ineptitud financiera: “Tengo millones de dólares y no tengo ni idea de finanzas. He dejado que algunos errores sucediesen durante mi carrera. Tengo que educarme a mí mismo”.
Aunque es una incógnita cuánto le queda de los casi 200 millones de dólares ganados a lo largo de su carrera, el riesgo de la bancarrota acecha a Bosh: el 60% de los jugadores de NBA se declaran en bancarrota antes de cinco años tras su retirada -un 78% en el caso de la NFL-. Por suerte para él, los Heat deben seguir abonándole mensualmente su ficha (de 26,8 millones anuales) hasta junio de 2019, cuando expiraría su contrato.
En cualquier caso, las ganas de volver a la NBA de Bosh son casi una necesidad: más allá de junio de 2019 -cuando el jugador tendría 35 años-, sus perspectivas laborales son inciertas. Por eso, una opción que se valora es incluso que aterrice en Los Ángeles por el salario mínimo -de poco más de medio millón de dólares al año-, para poder recuperar su nivel y poder negociar un contrato mejor a partir del verano que viene.
Aún siendo arriesgado, quizás para Bosh sea más rentable perder dinero este año y poder asegurarse un par de años más con un salario cercano a los 20 millones de euros, si recupera los números de su última temporada en activo: 20 puntos y 8 rebotes por partido. Algo que podría evitar que se quedase sin ingresos dentro de 12 meses y le permitiese pensar en una estrategia financiera a más largo plazo, acorde a la nueva forma de ver la vida del jugador: “Tenía 22 años cuando debuté, no sabía nada [de finanzas]. Me ponían cosas delante y yo las firmaba; luego volvían a mí y me crucificaban 10 años después. Ahora paso horas leyendo la letra pequeña de todo”.