Cada mañana, Xiomara Robles García se levanta temprano y empuja su cuerpo más allá de los límites que los médicos le impusieron desde el momento que nació.
De hecho, cuando llegó al mundo, a su madre le dijeron que le daban un día de vida.
Pero hoy, 25 años después, Xiomara es una atleta y medallista internacional del para-taekwondo, pese a que los movimientos del lado izquierdo de su cuerpo están limitados por una hemiplejia. Aunque al momento solo está clasificada para competir en la modalidad de formas, ella lo que quiere es participar en combate.
“Quiero estar clasificada en ambos eventos”, dice la atleta sin sombra de duda en sus palabras. “En formas quiero conseguir ir al Mundial de para-taekwondo, que es la clasificación que estoy ahora mismo buscando. Pero no quito que también lo pueda hacer en combate. Sé que toma tiempo y entrenamientos más extensos, pero no me lo he sacado de la mente, competir en ambas categorías”.
El para-taekwondo es la adaptación de ese deporte de combate para atletas con discapacidades, y se compite en las disciplinas de poomsae (ejecución de formas y movimientos) y kyorugi (combate). Será parte de los Juegos Paralímpicos de Tokio en el 2020.
Como prueba de su determinación y su ímpetu, la atleta recién inició entrenamientos y terapias con el reputado fisiólogo boricua José Cruz, quien, además de trabajar con la Selección Nacional de baloncesto, ha laborado en la rehabilitación de algunos de los principales atletas boricuas, como Carlos Correa, Javier Báez, Carlos Arroyo y Christian Vázquez.
“Me comuniqué con él porque mi maestro (Khristian Meléndez) y yo entendimos que necesito fortalecer unas áreas, como mejorar mi flexibilidad y fortalecer mi lado izquierdo para poder ejecutar mis patadas”, relató. “En la evaluación que (Cruz) me hizo en la primera cita me llenó mucho de esperanza, de que sí voy a poder, y voy a trabajar fuerte para hacerlo”, agregó con entusiasmo.
Batalló desde el primer día
La joven corozaleña, hija de Roberto Robles y Sandra García, explicó que debido a que estuvo más tiempo del debido en el vientre de su madre durante la gestación, le faltó oxígeno y el lado derecho de su cerebro se afectó, lo que provocó lo que se conoce como hemiplejia izquierda. Esto desembocó en una reducción en sus movimientos en el lado izquierdo del cuerpo.
Su niñez, relató, la pasó en terapias, especialistas, ortopedas, hospitales, operaciones… de consulta en consulta. El deporte comenzó a los 14 años, cuando sus padres la inscribieron en el taekwondo para tratar de que su condición evolucionara.
Aunque su madre dijo que Xiomara hizo de todo desde pequeña, incluyendo guiar bicicleta sin rueditas y hasta teresina, lo primero que probó fue el voleibol.
“Y me gustó. Tanto que en aquel momento decía que era mi pasión, pero en realidad no lo era. Y siendo sincera, cuando entré al taekwondo al principio no me gustaba. Decía que ese deporte era para hombres, que eso no era para mí y que yo no podía lograr ser una taekwondoísta”, confesó.
“El maestro Edwin Pagán, que fue mi primer maestro, siguió trabajando conmigo, empezó a darme como terapias de flexibilidad, trabajos de balance, una rutina para poder comenzar a correr bien… y me incluyó en la clase. Nunca me puso aparte. Siempre estuve trabajando con todos los demás compañeros, y después de un tiempo comprendí que ese era mi lugar. Que ese era el deporte que Dios había puesto en mi camino para evolucionar. Así le cogí amor, pasión y hoy sigo aquí después de 11 años”, manifestó.
En ese trayecto compartió clases con Meléndez, un exatleta de taekwondo con experiencia y medallas en Juegos Panamericanos y Centroamericanos, quien al momento es su maestro.
Xiomara recordó que le dijo a Pagán que su sueño era representar a su país, y Pagán le dijo que sí, que trabajarían para eso, aunque le advirtió que el trabajo sería arduo y tomaría tiempo.
Así, Pagán asignó a Xiomara a trabajar con Meléndez, y pasaron los próximos tres años encerrados en la academia entrenando, sin competir.
Oro en Costa Rica
Su primera competencia internacional llegó en agosto del pasado año en Costa Rica, en el Campeonato Panamericano.
Aunque estaba preparada para participar en combate, una evaluación de los directivos determinó que podría hacerlo solamente en formas. Aunque frustrada, se llevó el oro en su categoría de formas.
Ahora tiene en mira el Panamericano de Taekwondo G4 que se efectuará en Spokane, Washington en julio. Y todo lo que venga, incluyendo el Mundial de para- taekwondo.
“Cuando Xiomara llegó, me cambió la vida porque usualmente uno piensa que tiene limitaciones en la vida, y entonces ves estos ángeles que le llegan a uno, que no hay un no para ellos. A veces tienes atletas ‘regulares’, les exiges algo y te dicen ‘no puedo’, y ver a una persona con una condición que le dices ‘dale’ y ella va y sigue, y no se rinde”, dijo Meléndez.
“La veo compitiendo en Mundiales y llegando al sueño olímpico”, aseguró.
Una hemiplejia no detiene el sueño olímpico de una taekwondoí
