Las computadoras y los celulares son herramientas indispensables en mi vida diaria, pero también hay dispositivos de asistencia que son funcionales y geniales, y la robótica es un rubro que sigo con mucho interés. Por desgracia, los vehículos sin conductor no vendrán lo suficientemente rápido para mí.
Sin embargo, a veces dudo sobre avances tecnológicos particulares, ya que la ambición tecnológica puede superar las preocupaciones sobre la funcionalidad. Tomemos como ejemplo la reciente innovación de Tmsuk Co. Ltd, compañía con sede en la ciudad de Munakata, prefectura de Fukuoka, que a mediados de diciembre de 2017 elaboró un nuevo tipo de silla de ruedas robótica llamada “Rodem“. Supuestamente, está diseñada para permitir que el usuario se traslade de la silla de ruedas a la cama de forma más fácil que con la antigua silla de ruedas.
El dispositivo puede controlarse a través del teléfono, lo que permite que los usuarios puedan manejarlo a distancia, por ejemplo, para acercarlo o alejarlo de la cama.
Lo que hace que Rodem sea tan atractivo es su aparente conveniencia y comodidad. Poder entrar y salir de la cama sin la necesidad de un cuidador y con una silla de ruedas tan bonita, debe ser algo bueno, ¿cierto? “Mientras las sillas de ruedas convencionales te dan un abrazo, la Rodem te lleva a caballito”, dice Yoichi Yakamoto, presidente de Tmsuk, lo que sugiere que realmente piensa así.
Un portavoz de la compañía Tmsuk también afirmó en un artículo de The Daily Mailque la Rodem tenía la intención de “… romper las barreras que enfrentan las personas mayores y discapacitadas”, y permite “ampliar el área de movimiento de los usuarios y mejorar su calidad de vida”.
El deseo de derribar las barreras e incrementar la calidad de vida de los discapacitados es, por supuesto, algo bueno. Sin embargo, algunos de la comunidad de personas con discapacidad tienen dudas sobre Rodem.
Mik Scarlet, experto en acceso e inclusión del Reino Unid, y usuario de la silla de ruedas, tuiteó que estaba harto de que “…los diseñadores de productos motivados por el ego nos digan lo que necesitamos y creen respuestas a problemas que los discapacitados no tenemos. Esto no adelantará la accesibilidad tecnológica pero parece genial para los medios”.
Scarlet fue igualmente franco en una conversación que tuvimos a través de mensajes privados por Twitter. “Rodem, la silla de ruedas de Tmsuk, demuestra que los diseñadores no tienen idea sobre sillas de ruedas ni sus usuarios”, dijo. “…el extraño concepto de trasladarse con esta silla indica que muy pocos usuarios participaron en el proceso de diseño. Trasladarse en la Rodem es mucho más difícil que moverse de lado con la común, y hay mucho menos apoyo con la pérdida del respaldo. No funciona para casi ningún usuario de silla de ruedas”.
Si su propósito es ayudar a la mayoría de los usuarios, dice Mik Scarlet, la Rodem simplemente no está a la altura. Pero para los medios y para el público en general, parece una idea genial. Como un artículo en el sitio tecnológico Engadget que apareció en diciembre de 2017: “la silla de ruedas robótica te brinda un paseo a cuestas que no sólo te permite subirte con más facilidad, sino que también te coloca en una posición elevada y hacia adelante. Es más fácil cepillarse los dientes, hacer el desayuno o simplemente mantener una conversación cara a cara”.
También me conmueve especular sobre las razones detrás del interés de Japón por la robótica, que podría incluir la escasez de personal para ciertos trabajos. Los hospitales y la atención residencial se encuentran entre los sectores de Japón que cuentan con una gran escasez de fondos y personal, y en rubros como servicio al cliente, la robótica está, literalmente, tomando el control. Ahora son ayudas para la movilidad. Todo es muy conveniente, pero la conveniencia, en este caso, parece estar vinculada a no tener que tratar con seres humanos. Esto puede estar bien para alguien que quiera comprar ropa en un local, pero no tan agradable, como es de imaginarse, para el vendedor cuyo trabajo ha reemplazado un robot.
Entrar y salir de la cama es una de las tareas más difíciles pero cruciales que enfrenta un discapacitado, y estoy seguro de que algún día se desarrollará un dispositivo robótico que satisfará las preocupaciones de Mik Scarlet y otros sobre leyes físicas y eliminaría por completo la necesidad de que los usuarios en sillas de ruedas dependan de alguien que los cuide. Sin embargo, en su encarnación actual, la Rodem no es la solución.
También parece que la Rodem está dirigida a personas mayores que no tienen acceso a un cuidador, especialmente si viven en zonas rurales de Japón, donde existe una necesidad particular de más cuidadores. Mi pregunta entonces es: en lugar de elaborar nuevas tecnologías que podrían resultar inadecuadas, ¿por qué no también capacitar a más cuidadores profesionales?