El Dakar no sólo lo viven los pilotos. Detrás de cada uno de los competidores existen personas que trabajan en el anonimato para que todo y todos estén a punto en cada jornada. En el caso del piloto parapléjico Isidre Esteve, es su esposa, Lidia Guerrero, la que se encarga de cuidar su salud.
“Antes de abrir los ojos, el piloto español ya tiene la ropa de competición, el caso y los hans impecables. La responsable de ello es Lidia Guerrero, su pareja, preparadora física y mano derecha, que también rellena los bidones de agua y los electrolitos del coche, además de preparar todos los complementos nutricionales que necesitarán para afrontar la jornada tanto Isidre como su copiloto Txema Villalobos”, señala una nota de prensa del equipo Repsol Rally Team del cual forma parte Esteve.
“El kit de supervivencia consta de barritas, hidratación, proteínas, etc. en función de las características de cada etapa: duración, climatología, exigencia”, explica Lidia.
Mientras tanto, David Pigem, mecánico de confianza de Isidre, se encarga de poner a punto el coche: las ruedas, la gasolina, el encendido y, en el caso particular del piloto español, también el cojín inteligente que utiliza.
“Se trata de una pieza fundamental para la salud de Isidre, porque le permitirle pilotar durante muchas horas seguidas sin sufrir daños en la piel, pese a su falta de movilidad en las piernas, causada por la lesión medular debido a una caída en 2007 mientras competía en moto”, explica la nota.
En cuanto Isidre y su copiloto y mecánico de profesión, Txema Villalobos, parten en cada etapa, su equipo recoge sus cosas para dirigirse a la siguiente parada.
“Es el momento de recoger todo el material lo más rápida y ordenadamente posible, tomar un desayuno fugaz y partir hacia el siguiente campamento”, dice Lidia.
A los miembros de la caravana dakariana no les está permitido rebasar los 90 km/h, por motivos de seguridad. Lidia cuenta que por el camino suelen parar en algún lugar donde haya conexión a internet para consultar los tiempos e informar a las parejas de Txema y David, que siguen la carrera desde España.
Una vez arribar al nuevo campamento, el equipo de apoyo se instala en el lugar asignado por la organización. “Hay días que sólo este trámite, puede durar más de media hora”, comenta el mecánico David Pigem, que se pone manos a la obra para montar el taller y preparar todo el material necesario para preparar el coche a su llegada. “Se trata de tenerlo todo listo para perder el mínimo tiempo posible”.
Mientras tanto, Lidia instala la camilla en la que realizará los masajes para recuperar a Isidre. Antes, el piloto español se toma unos minutos para relajarse, hidratarse, tomar una ducha en su autocaravana (que estrena en este Dakar) y tenderse en la camilla.
“Le hago masajes, ejercicios de movilidad, estiramientos y superviso bien la piel. Como no tiene sensibilidad, tenemos que repasar muy bien que no haya heridas que puedan traer problemas”, apunta Lidia.
“Me siento muy afortunado de contar con este equipo, formado por grandes profesionales y muy buenas personas. Somos como una gran familia”, resume Isidre.
Llega la hora de irse a dormir y recargar las pilas antes de volver a empezar en apenas unas pocas horas, porque el Dakar no espera a nadie. (16/01/2018)
Isidre Esteve y el equipo que le permite correr el Dakar a pesar de ser parapléjico
