A finales del siglo XIX el médico francés Pierre Charles Alexandre Louis introdujo lo que él mismo dio a conocer como méthode numérique, un sistema con el que comenzaría a definirse en medicina el valor numérico de los síntomas, la evolución, la duración de las dolencias y enfermedades, o la eficacia real de los tratamientos. Se abría el camino que conduciría a la bioestadística que hoy conocemos, y que no es otra cosa que la aplicación de recursos estadísticos a las ciencias dedicadas al estudio de los seres vivos (medicina, biología, ecología, salud pública…) para, entre otras cosas, buscar solución a los problemas objeto de estudio.
La ciencia del deporte no queda fuera de la bioestadística y, ahora, un artículo publicado en Injury prevention por Martí Casals, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña ( Uvic-UCC) y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), y Caroline Finch, investigadora de la Federation University Australia, pone el foco de atención en la importancia de la figura del bioestadístico deportivo. Este profesional, según explica a Webconsultas el propio Martí Casals, tendría un papel relevante para “el desarrollo y la aplicación de métodos estadísticos orientados a resolver los problemas planteados dentro de las ciencias de la actividad física, medicina deportiva, epidemiología y salud pública”.
El bioestadístico deportivo tiene que ser un buen estadístico, conocer bien la medicina deportiva y la etiología de las lesiones, la epidemiología y la programación computacional, y tener una gran habilidad de comunicación para transmitir sus conclusiones
Según los autores, la bioestadística deportiva es una disciplina muy útil para la prevención de lesiones “mediante el uso apropiado de los datos de lesiones para cuantificar su ocurrencia, la utilización de modelos de predicción acurados, la identificación de factores de riesgo o posibles causas de lesionabilidad, para así prevenirlas y, además, implementar estrategias de control”.
¿Qué se necesita para ser bioestadístico deportivo?
Para el investigador del CIBER, “el bioestadístico deportivo no solo tiene que ser un buen estadístico, sino que tiene que tener diferentes habilidades como conocer bien la Medicina deportiva y la etiología de las lesiones, grandes habilidades de estadística, epidemiología y programación computacional con los datos y, finalmente, tener una gran habilidad de comunicación, ya que deberá transmitir diferentes conclusiones a la comunidad deportiva: padres, entrenadores, jugadores, médicos del deporte, clínicos, preparadores físicos, fisioterapeutas y readaptadores, científicos del deporte, epidemiólogos, managers que toman decisiones en clubs, entre otros”.
Este nuevo perfil profesional logra, según Casals, “dar pistas e información que otros profesionales de este ámbito no pueden detectar y, además, puede ayudar a tomar buenas decisiones para la prevención de lesiones y la salud del atleta”. Según este experto, gracias a las nuevas tecnologías y al big data se ha conseguido obtener un gran volumen de información en el ámbito del deporte, y esto ha permitido dar más valor a los analistas, la estadística y la ciencia de computación en este campo.
Pero, ¿qué podemos saber gracias a los datos recopilados de lesiones deportivas? Para Casals “hay muchos datos que se pueden recopilar, desde medidas de rendimiento, de fatiga, aceleraciones, deceleraciones, distancias recorridas, a medidas clínicas o epidemiológicas, entre otras”. Eso sí, advierte que debido a la complejidad multifactorial a la que están expuestas, y a la naturaleza dinámica de las propias lesiones, “es importante el buen uso de diferentes estrategias de modelos estadísticos, que puedan reflejar qué está ocurriendo”.
Recuerda también el investigador “que no es tan importante tener mucha información (datos) como sí tener la información correcta o más acurada y necesaria”. Es por ello que es aquí donde el bioestadístico deportivo puede actuar. Y añade que los integrantes de la comunidad del deporte más cercanos al ámbito científico han comenzado a darse cuenta de que el tratamiento estadístico y matemático de la gran cantidad de datos de la que disponemos actualmente está dando paso a una “nueva área de conocimiento y de negocio”.
EE.UU. y Australia, a la cabeza en bioestadística deportiva
En Estados Unidos y Australia hace años que están apostando por este tipo de profesionales. De hecho, según nos explica Martí Casals, los australianos son considerados como “los top del ámbito sport science and medicine porque la industria ha invertido en ello; como en su día se hizo en otras profesiones como el bioinformático o el sports analyst (gracias a la película Moneyball)”.
¿Será posible ver bioestadísticos deportivos en Europa de forma más generalizada en el futuro? La respuesta, según publican los investigadores en el artículo, debe ser afirmativa. “La clave será convencer a la industria deportiva y a sus grupos de interés de la importancia de la profesión del bioestadística deportivo para obtener más conocimientos sobre los datos de lesiones deportivas. Los signos son prometedores, ya que esto ya ha comenzado a suceder en relación con los analistas deportivos, o los bioinformáticos”, concluyen.