La pelea de Prichard Colón Meléndez con Terrel Williams el 17 de octubre pasado, tras la cual el orocoveño quedó en coma, fue su sexta en 13 meses.
En el boxeo es común que cotizados prospectos como Prichard peleen a menudo, en busca de adquirir la experiencia necesaria en el menor tiempo posible, aunque eso es más frecuente en la etapa en la que en los púgiles están en peleas de cuatro asaltos y no cuando están más cerca de una oportunidad titular.
Pero las peleas “oficiales” no son las únicas que tiene un boxeador profesional. Para cada combate debe entrenar fuerte, incluyendo hacer muchos asaltos de guanteo vivo, intercambiando golpes con otro boxeador, mientras debe llevar una rigurosa diete para hacer el peso.
Según explicó la doctora Rosilvia Muñiz Quirós, médica de la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico (Cbppr), estos guanteos pueden acumularse y hacerle más difícil al cuerpo recuperarse del maltrato en el gimnasio y el castigo que se sufre en la pelea. También puede causar que un peleador luzca letárgico y falto de reflejos y condición durante un combate.
Precisamente así lució Colón ante Williams. además de recibir fuertes golpes a la nuca.
“(El pelear muy seguido) te afecta. Los músculos tienen que relajarse y no hay otra manera que desconectarse (totalmente del boxeo). No es solo el guanteo en exceso que te hace daño, es la falta de descanso”, indicó ayer Muñiz, generalista con 15 años de experiencia atendiendo boxeadores.
Mientras gane puede pelear
Por lo general, las comisiones boxísticas no imponen límite mínimo de tiempo de descanso entre peleas y solo imponen suspensiones preventivas cuando un boxeador pierde por nocaut o cuando no pasa un examen físico. Es por esto que un púgil puede pelear casi mensualmente o incluso más a menudo si está ganando, lo que le permite a promotores y manejadores “engordar” el récord de un peleador.
El entrenador trujillano Ricky Márquez, por su parte, explicó que el riesgo de pelear muy seguido no solo es lo que pueda pasar en el combate, sino lo que suceda en los trabajos diarios durante el entrenamiento.
“A veces la gente no sabe que el castigo en la pelea es muy inferior al que se recibe en los guanteos durante el acuartelamiento, en el gimnasio”, dijo Márquez, entrenador del popular prospecto Félix Verdejo (18-0, 13 nocauts). “Por eso hay que tener mucho cuidado, porque el daño que sufre un boxeador muchas veces es por que lo sufre ahí en el gimnasio, no la noche de la pelea”.
Uno de los boxeadores de Márquez, Christopher “Pitufo” Díaz (13-0, ocho nocauts) también lleva un itinerario muy ajetreado. El próximo 11 de diciembre, el barranquiteño enfrentará a Jerry Guevara (9-2-1, seis nocauts) en el coliseo Roberto Clemente, como parte del cartel estelarizado por peleas de Verdejo y el filipino Nonito Donaire (35-3, 23 nocauts). Será su séptima pelea en los pasados 12 meses.
Díaz, conocido por su estilo avasallador y por su siempre sólida condición física, confía plenamente en que su entrenador conoce la manera de evitar, identificar y atender el maltrato físico relacionado con el pelear tan seguido.
“Ricky sabe cómo el atleta llega al punto del desgaste y él evita eso. Nunca nos deja llegar a eso. Para eso está el descanso”, dijo Díaz, en entrevista telefónica desde Barranquitas, su pueblo natal y a donde regresa los fines de semana para recuperarse del trabajo de la semana. “Siento que estoy bien listo para mi pelea (del 11 de diciembre)”, sostuvo Díaz, de 21 años.
“Cuando uno está en peleas que acaban rápido, como uno tiene la base del entrenamiento pesado pues tenemos la condición para la próxima pelea aunque sea sin mucho tiempo de descanso”, explicó Pitufo ayer. “Pero Ricky siempre hace un balance y nos pregunta a menudo cómo nos sentimos. Si nos ve muy cansados, nos da tiempo libre”.
La doctora Muñiz estuvo de acuerdo con que uno de los grandes peligros que enfrentan los boxeadores es la acumulación de castigo debido a los entrenamientos.
“Eso es así. Los golpes de los guanteos en los gimnasios son un factor bien importante”, sostuvo la doctora, cuyo hijo Christopher Jorge tiene 21 años de edad y es boxeador aficionado.
“Y los guanteos muy consecutivamente hacen daño. Te vas a cansar más, vas a fallar más y no te vas a recuperar tan rápido. Es mas difícil todo el proceso y el músculo se gasta, en especial si estás bajando de peso”, explicó Muñiz. “En el caso de Prichard, el papá no lo guanteaba ni cerca de lo mucho que lo hacen muchos otros entrenadores. Él era más de táctica”, dijo.
Mientras, el excampeón mundial Víctor “Luvy” Calleja entiende que cada caso es distinto y que lo más importante es estar pendiente a las señales de desgaste o daño físico en el boxeador antes, durante y tras un acuartelamiento y pelea.
“Boxeadores como Prichard y Pitufo quizás las peleas las ganaron por nocaut rápido. Pero el trabajo duro lo haces en el gimnasio y el cuerpo humano no es una máquina”, dijo Luvy. “No todos los cuerpos son iguales y cuando uno es joven, aguanta más maltrato. Pero uno necesita ‘botar’ ese entrenamiento. Si no, te puedes sobreentrenar”.
“Todos los atletas necesitan su descanso, sin importar su deporte. Y, ¿por qué tan de prisa, si están jóvenes todavía?”, agregó Calleja.
La doctora Muñiz estuvo de acuerdo con ese punto. “Yo pienso que este proceso (de desarrollar un boxeador) es muy difícil. Uno no puede tener prisa en esto”, opinó. “A veces los promotores ven un gran talento y presionan a los manejadores y entrenadores. Quieren llevaros muy a prisa y ni piensan en esos riesgos”.