Un nuevo formato deportivo que se encuentra en periodo de gestación. Se trata de A-Ball -como el vocablo inglés able (capaz)-, fútbol en silla de ruedas, que aspira a ser paralímpico en el futuro como lo es el baloncesto, pádel o el tenis adaptado.
El A-Ball surge a partir de la inquietud del que fuera futbolista internacional del Valencia Fernando Giner.En todos los equipos que militó se repetía una imagen que no se le borraba: la de muchos jóvenes que esperaban en silla de ruedas para obtener un autógrafo al final de cada partido. «Había chavales que hacía poco tiempo estaban dentro del terreno de juego disfrutando con sus amigos y ya no podían jugar, muchos por un accidente de tráfico», recuerda Giner sentado en uno de los prototipos.Giner, persona inquieta y creativa, no hacía más que hacerse una pregunta: «¿Qué se podría hacer para que esa gente pudiera decir: ‘Voy a jugar a fútbol otra vez’?» Es decir, idear un mecanismo que hiciese posible recrear lo más parecido a los pies a través de la manos para que volvieran a disfrutar. Surgieron dibujos, bocetos y artilugios diferentes, pero fue hace poco más de dos años cuando aquel sueño empezó a cobrar vida.
Giner contactó con personas de su entorno para que aquellos bocetos tuvieran sentido. Y ahí aparecen los otros dos pilares claves de esta historia: César Iribarren, ingeniero industrial y profesor de Gestión Deportiva en la UPV, y José Noblejas Granero, dueño de la empresa de ortopedia Ortoprono.Los tres pusieron el proyecto en común hasta dar con la herramienta (casi) perfecta. «Empezamos a trabajar con una serie de requisitos como que fuera una silla manual, sencilla y a la vez robusta para que se pudiera practicar en todas las partes del mundo», detalla Noblejas, un espectador más que sigue las evoluciones de los pioneros de este nuevo deporte adaptado.
En la empresa de ortopedia empezaron a crearse dispositivos y prototipos desde hace tres años. Fracasaron muchos de ellos, ya que resultaba complicado recrear en una silla de ruedas los movimientos de los pies de un futbolista. «La pregunta que me trasladaron Fernando y César fue: ‘¿Se puede crear el fútbol en silla de ruedas?’ ‘¿Qué no existe?’, les pregunté yo’. Y no existe. Hubo intentos, pero no reproducen lo que es el fútbol por eso no ha sido reconocido hasta ahora por nadie a nivel federativo», apunta Noblejas.
Después de dos años de ensayos y modificaciones se han acercado a los más parecido a las piernas de un futbolista, donde sólo las habilidades y destreza del jugador en las manos les permite responder sobre una cancha de fútbol sala.
Características
La silla de ruedas para practicar el A-Ball reproduce, en efecto, la forma de controlar, atrapar (mediante unas pinzas) y golpear el balón con los pies mediante dos palancas.
Permite orientar el golpeo a derecha, izquierda o de frente; conducir el balón con el interior o el exterior, dejando así el disparo supeditado a la habilidad de quien lo practica.
Todo manual, nada electrónico.«Nos hace a todos iguales. Es un mecanismo ya mejorado. Una silla que permite jugar a fútbol a niños, adultos y a quien quiera», dice orgulloso Fernando Giner, que nos hace una demostración.
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