La labor incansable de la empresaria y visionaria doña Mary Pérez de Marranzini nunca ha estado orientada a recibir un salario los días 15, 30. Todo lo contrario, su gran labor ha sido trabajar y cosechar frutos para dar al prójimo.
Durante 54 años ha tenido como objetivo principal atender a personas que padecen algún tipo de discapacidad, sin importar si tienen o no recursos económicos. Es una mujer idealista, que recibió el llamado de servir a los demás y se consagró con perseverancia para que ese sueño compartido por otros voluntarios se convirtiera en una realidad. Como resultado de su trayectoria ha recibido distinciones y reconocimientos por el gobierno dominicano, entidades locales e internacionales.
Entre ellos: ‘Orden San Silvestre Papa’, otorgada por Juan Pablo II; ‘Medalla al Mérito Militense’, otorgada por la Orden Soberana y Militar de Malta; ‘Orden Duarte, Sánchez y Mella’, otorgada por el Poder Ejecutivo de la República Dominicana; premio ‘Paul Harris’, Rotary International; ‘Munícipe Distinguida de la ciudad de Santo Domingo, Primada de América’; ‘Ciudadana Honoraria de Dallas, Texas’; ‘Doctor of Humanities Honoris Causa’ de la Universidad de Puerto Rico y Doctorado ‘Honoris Causa’ de la Universidad Mundial Dominicana. Ha participado en diversas actividades de carácter formativo y especializado en aspectos de promoción social, rehabilitación institucional y comunitaria, legislaciones y reglamentaciones, servicio voluntario, administración y consultas de servicios, entre otros. Los 32 especialistas de la ADR atiende a cerca de 2,000 personas cada día en los 32 centros que operan en el territorio nacional y se han constituido en el mayor laboratorio de prótesis del Caribe. Gracias al esfuerzos de doña Mary, la ADR es la mejor alternativa para las personas con discapacidad en el país, lo cual la convierte en un ejemplo de amor y solidaridad sin límites. Una rosa en el jardín de la vida.