Un problema de riñón estuvo a punto de alejar a Saúl Ñíguez de los terrenos de juego. El futbolista rojiblanco tuvo que luchar mucho para superar esta dificultad e incluso estuvo a punto de extirparse el riñón para poder volver a jugar con la mayor prontitud.
Una idea que el ‘Mono’ Burgos se encargó de sacarle de la cabeza al joven futbolista, según relata el propio Saúl en una entrevista a The Guardian, donde explica las vicisitudes vividas.
«Me dijeron que mi riñón estaba destruido. Fue horrible. Estaba tumbado en la camilla y vi como mi padre lloraba. Le dije ‘no pasa nada, soy un toro, podré con esto’. Fueron tiempos difíciles. Llevaba un catéter que daba funcionalidad al riñón pero me dolía, lo sentía al correr y orinaba sangre. El problema fue cuando lo sacamos y el riñón no funcionaba. Me dieron opciones. Jugar durante un mes, parar al mes siguiente… No quise y volvieron a colocarme el catéter porque lo que yo quería era jugar», revela Saúl en la entrevista.
Entonces fue cuando el rojiblanco tomó la decisión de sacrificar su riñón. «Doctor, quítelo. Tengo otro, le dije. Estaba cansado de todo. Estaría un mes fuera pero luego volvería perfectamente. El médico me recomendó probar otras cosas. Yo no quería».
Llegados a este punto, fue fundamental que el ‘Mono’ Burgos conociera lo que estaba sucediendo. El ayudante de Simeone interpeló a Saúl. «El doctor dice que estás pensando en sacarte el riñón. ¡Tienes 22 años! ¿De qué estás hablando? Usa tu cabeza. Saúl, piensa en tu vida, en tu futuro. ¿Qué pasará si tienes un problema con el otro?». La reflexión de Burgos fue decisiva para que Saúl abandonara la idea de quitarse el riñón afectado.