Los jugadores de la selección brasileña de fútbol requirieron de oxígeno luego del partido del jueves ante Bolivia, disputado a 3,600 metros sobre el nivel del mar, en el estadio Hernando Siles de La Paz.
Al finalizar el encuentro de la penúltima fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2018, los jugadores brasileños quedaron tan tocados luego del 0-0 que tuvieron que someterse a una recuperación con tubos de oxígeno.
La estrella Neymar subió en su cuenta de Instagram la imagen de él y sus compañeros con las máscaras para criticar duramente las condiciones en las que jugó su equipo.
“Es inhumano jugar en esas condiciones, campo, altura, balón… todo malo”, escribió el atacante del Paris Saint Germain en las redes sociales.
En la fotografía, Neymar aparece junto a una foto con Paulinho, Miranda, Marquinhos, Gabriel Jesús, Dani Alves, Casemiro y Alisson. Todos tienen máscaras conectadas a tubos de oxígeno, que les sirvieron para recuperarse del desgaste hecho en el partido en el que igualaron 0-0 ante Bolivia. De todas formas, Neymar se mostró contento por el rendimiento: “Terminamos felices por el desempeño del equipo incluso con esas condiciones.”
¿Cuáles son los síntomas comunes del futbolista argentino en la altura?
En alturas mayores a 2.300 metros, y por supuesto agravado el cuadro a 3.650 metros, los efectos son universales para todo deportista que vive a nivel del mar. La presión barométrica a nivel del mar es de 760 milímetros de mercurio, con 20,9 por ciento de oxígeno en el aire.
En La Paz, la presión barométrica es de aproximadamente 490 milímetros de mercurio. Esto determina que los futbolistas que suben bruscamente a la altura, cuando comienza el partido tienen una pérdida variable del 30 al 34 por ciento de su capacidad aeróbica, también llamado consumo máximo de oxígeno.
Esta situación adversa reduce la capacidad aeróbica, a un nivel comparable a la de un sujeto que hace ejercicio aeróbico en un plaza o en un parque, corriendo a intensidades como cuando se hace jogging, es decir a ritmo suave o moderado. Aunque el mundo globalizado del fútbol no lo reconozca, esta situación es una desventaja deportiva, pero no ética ni legal.
¿Cómo responde el organismo de un jugador acostumbrado al llano?
Cuando un futbolista hace carreras intensas, piques, saltos, remates, frenos y cambios bruscos de dirección, consume dos combustibles de sus músculos. Uno es la fosfocreatina. Y el otro es el glucógeno (azúcar depositada en el músculo) y la glucosa (azúcar en la sangre). Ante la intensidad, este último genera una sustancia llamada lactato, que acidifica los músculos y crea trastornos en la contracción muscular.
Esta acumulación de lactato tiene importantes consecuencias negativas. Jugando a nivel del mar, en todos los momentos de recuperación activa durante el juego, en situación de jugador parado, caminando, carrera baja o carrera moderada, el sistema aeróbico recupera la fosfocreatina y remueve el lactato, o como se dice, lo lava. Lo convierte en otra sustancia y lo usa de combustible aeróbico, lo que se llama convertir “basura” en “comida”. Eso sucede durante los 90’ de juego y permite poder hacer nuevas acciones explosivas.
¿Y en la altura qué es lo que le pasa?
Al tener disminuida la capacidad del sistema aeróbico en casi un tercio de su nivel, sucede que este no recupera correctamente la fosfocreatina, por lo cual se reduce la capacidad explosiva, la capacidad de remate, saltos, la velocidad y la fuerza.
Además el sistema aeróbico no remueve rápidamente el lactato, por lo cual el jugador se siente agitado, siente pesadez muscular, sobre todo en las piernas, y tiene incoordinación motriz, pérdida de la coordinación fina, precisión, fuerza, potencia, velocidad y capacidad de recuperarse de los esfuerzos intensos.
Y lo que es peor, pierde la relación distancia-balón-espacio con los compañeros y los rivales y también sentido táctico de la carrera dentro del campo de juego. Puede tener obnubilación leve a moderada y pérdida de la visión periférica, con alteración en las decisiones correctas y elección de pases.
Otra consecuencia es que genera impotencia y así es común que se cometan infracciones reiteradas, con el riesgo de que haya más tarjetas amarillas y rojas de las habituales. El problema más grave es que estos síntomas y signos aparecen a los 5’ de comenzado el juego, no hace falta jugar 40’. Ahora imagínense que pasa a los 70’ u 80’.
Neymar y compañeros requirieron de oxígeno por la altura de La Paz
