Cuando su hija Bari alcanzó la edad de 4 años, Roberta Gold decidió ceder ante el espíritu competitivo de su hija y la inscribió en un programa de fútbol (soccer) local. Mientras que el resto de las niñas recogía margaritas en el campo, Bari jugaba ferozmente contra sus oponentes. A los 9 se apuntó en un club de fútbol y viajaba constantemente para jugar como centro trasero en diferentes clubs y competencias.
La primera vez que recibió un golpe en la cabeza con una pelota fue en diciembre del 2016, cuando era capitana del equipo junior de Palmetto Senior High School. Al principio solo se quejaba de dolor de cabeza, pero pensó que era por deshidratación. Dos juegos después recibió otro golpe. Al día siguiente Gold, que entonces tenía 17 años, se dio cuenta de que no podía leer las palabras en la hoja del examen de historia de Estados Unidos e incluso entró en la clase que no le tocaba.
“Parecía que estaba soñando, pero todo el tiempo”, dijo.
Hace apenas dos semanas atrás, por tercera vez recibió otro golpe en la cabeza, esta vez en el campamento de reclutamiento y tuvo que tomar un avión y regresar a la casa.
A pesar de la campaña que han llevado a cabo los investigadores, los medios de comunicación e incluso Hollywood con la película Concussion, y de todo el tiempo y dinero que han puesto para poner el tema de las lesiones cerebrales a la vanguardia de las discusiones médicas, diagnosticar y tratar conmociones cerebrales en los jóvenes atletas sigue siendo un rompecabezas médico muy complejo.
Los médicos de la Florida que se especializan en contusiones están ampliando sus programas para abordar el problema. Avances como el tratamiento con cannabis y las gafas de detección de contusiones, así como el trabajo de las clínicas especializadas, están facilitando la detección más rápida, el tratamiento y el retorno al deporte.
Desde el 2012, la University of Miami Health System se ha ido asociando con 35 escuelas secundarias públicas del condado de Miami-Dade, priorizando la prevención de la contusión y el tratamiento para los 12,000 atletas estudiantiles del condado. También trabaja con alrededor de 10 escuelas privadas. Los Centers for Disease Control and Prevention calculan que del 5 al 10 por ciento de los atletas sufrirán una conmoción cerebral en cualquiera de las temporadas deportivas.
Parte de la colaboración de UHealth con las escuelas es utilizar la prueba ImPACT, que proporciona una puntuación de referencia, para que los entrenadores atléticos la usen y puedan comparar números y diagnosticar con más facilidad dichas conmociones cerebrales.
“Todo está conectado en internet, así que podemos verlo rápidamente”, dijo la Dra. Gillian Hotz, directora del programa de contusiones de UHealth y que trabaja con el neurólogo Dr. Kester Nedd. “Es el punto de partida para comenzar a discutir sobre las contusiones”.
La investigación de Hotz reveló que para que los atletas superen los síntomas causados por las conmociones deben pasar unos 10 días. El año pasado el Miami Herald informó que ciertos deportes requieren incluso más tiempo de recuperación. Según los datos de UHealth: 15 días para el béisbol, y 13 para el fútbol, sóftbol y lucha libre.
Otra herramienta que ayuda a los atletas jóvenes en UHealth son las gafas para detectar las contusiones. Las gafas son el producto de un trabajo conjunto con Neuro Kinetics, una compañía de software con sede en Pittsburgh. El otorrinolaringólogo Dr. Michael Hoffer de UHealth que ha estado en dos ocasiones en el frente militar ayudó a desarrollar dichas gafas.
La tecnología para las gafas vino de una silla giratoria que Hoffer utilizaba como médico militar. Tales sillas, que UHealth todavía utiliza, rastrean los movimientos oculares y la dilatación de la pupila para ayudar a detectar si hay o no lesión cerebral. Sin embargo, la silla y la base de la silla tienen un costo de $250,000 y se necesita de un técnico con nivel médico para maniobrarla.
“Neuro Kinetics replicó el trabajo de la silla en unas gafas”, dijo Hoffer. “En cinco minutos se puede hacer un diagnóstico con un 95% de precisión, sin otro tipo de examen”.
Hoffer observó que junto a Hotz y un equipo de otros cinco médicos de UHealth están llevando a cabo un nuevo estudio para tratar las contusiones con cannabis. Los médicos están probando un compuesto cannabinoide para el tratamiento de los dolores de cabeza causados por la contusión, la ansiedad y dolor.
Por otra parte, una Clínica de Contusión que se inauguró hace solo un año en el Joe DiMaggio Children’s Hospital de Hollywood, centra su investigación en el cuidado rápido del paciente.
El doctor Matthew Fazekas, especialista en medicina deportiva en DiMaggio, dijo que la clínica fue construida para permitir el trabajo conjunto entre los departamentos para que un paciente pudiese ver a un neurólogo un día y al día siguiente a un terapeuta físico.
“Nuestro objetivo es que un paciente vea a un médico en las primeras 24 o 48 horas después de haber sufrido la lesión”, dijo Fazekas, especialista en medicina deportiva pediátrica, para adolescentes y adultos jóvenes. “Se trata de aliviar la ansiedad de los familiares y si un paciente sufre una contusión en la noche, nosotros podemos verlo en la mañana”.
Fazekas también mencionó que el clima de la Florida es un reto para los médicos y los estudiantes atletas.
“Aquí se juega fútbol americano, balompié y pelota los 12 meses del año”, dijo. “Los pacientes necesitan más acceso a la atención médica”.
“Lo más importante para los médicos de Cleveland Clinic Florida en Weston, es poder intervenir quirúrgicamente rápidamente”.
El cirujano ortopédico Dr. David Westerdahl comentó al respecto que el equipo médico va más allá de los viejos métodos de tomografía computarizada o resonancia magnética y trata de conseguir que los atletas se muevan a un ritmo gradual. Incluso en los últimos cinco años, el tratamiento de la contusión ha recorrido un largo camino, dijo.
“Nuestro objetivo es que no tengan que esperar más de 24 a 48 horas para empezar a moverse sino tratar de que gradualmente regresen a su actividad diaria abordando síntomas que pueden ser específicos en cada persona”.
La mayoría de los pacientes de Westerdahl están entre las edades de 12 y 22 años. Los mayores tienen las peores lesiones.
“A medida que crecen son más fuertes y se mueven más rápido”, dijo. “Por lo que los choques son más violentos y tienen mayores consecuencias”.
Gold recibió tratamiento en UHealth, y ya podrá regresar al campo este otoño en su función de capitana del equipo. Por lo pronto ya comenzó las prácticas del verano.
Se siente afortunada por el tratamiento que recibió y de poder regresar a jugar.
“No le deseo esa lesión ni a mi peor enemigo”, dijo. “Pero si le sucede, espero que tenga las personas adecuadas a su lado para ayudarlo”.
Una revolucionaria fórmula para identificar las contusiones cerebrales de los atletas
