La natación es uno de los deportes más completos de practicar, que menos lesiones causa y el más utilizado en terapias de rehabilitación.
Nadar con frecuencia ayuda mantener un buen peso, mejorar la resistencia y acelerar la recuperación en caso de lesiones, aunque estos no son los únicos beneficios que aporta.
Uno de los órganos que más se enriquecen con la natación es el cerebro, ya que se tienen mejorías a nivel molecular, de comportamiento y estado de ánimo.
Por ello, a continuación te decimos cuatro formas en las que el cebero se beneficia. ¡Comienza a nadar!
Mejora la función cognitiva
Al nadar, el flujo sanguíneo aumenta y con ello, se mejora en gran medida la memoria, estado de ánimo, claridad mental y el enfoque.
En 2014, un estudio indicó que el flujo sanguíneo aumentaba en los nadadores que se sumergieron hasta la altura del corazón hasta en un 14% en las arterias cerebrales centrales y un 9% en las arteriales posteriores.
Mejora el estado de ánimo
La natación libera endorfinas, las cuales se han asociado con la disminución del estrés, la ansiedad y el aumento del estado de ánimo.
Este hallazgo se realizó en 2007, cuando investigadores realizaron una prueba de natación a roedores para determinar el tiempo que pasaban inmóviles en el agua y cuando nadaban.
Los perezosos, pasaban mucho más tiempo nadando en comparación con los deprimidos.
Mejora la memoria
Nadar promueve nuevas neuronas en el hipocampo que ayudan a tener mejor memoria.
Los mismos investigadores de los roedores, descubrieron que la natación también activa neuronas implicadas en el aprendizaje y memoria, sobre todo en los deprimidos que nadaron.
Mejora el aprendizaje
Se activan simultáneamente dos hemisferios cerebrales y los cuatro lóbulos del cerebro, lo que favorece el aprendizaje y la cognición
En 2012, un estudio encontró que los niños que aprenden a andar en etapas tempranas, tienen más habilidades de desarrollo antes que los que no practican el deporte.
Entre los beneficios se encuentran la coordinación, habilidades visuales-motoras y habilidad para tareas matemáticas.
Natación beneficia al cerebro en cuatro formas
