Para conocer los orígenes de este deporte hay que echar la vista atrás unas cuantas décadas y cruzar el charco hasta llegar a Estados Unidos.
En el año 1946, exjugadores americanos de baloncesto tradicional que habían sufrido lesiones de guerra pero seguían con las mismas ganas de practicar un deporte plenamente atlético dentro del marco grupal de equipo inventaron el baloncesto en silla de ruedas.
Fue concretamente en el Estado de California donde nació la Asociación Nacional de Baloncesto en Silla de Ruedas (V.W.B.A., por sus siglas en inglés) y donde se disputó, extraoficialmente, el primer Campeonato del Mundo.
El BSR se considera deporte Paralímpico desde los Juegos Paralímpicos de Roma de 1960. Unos años más tarde, en 1969, esta disciplina deportiva llegó a Europa y hoy se juega en 75 países.
Llegados a este punto sería interesante conocer cuáles son las diferencias entre el BSR y el baloncesto tradicional. “La mayor diferencia es que a cada jugador se le evalúa según una escala de puntos que va del 1 (la mayor discapacidad) hasta 4.5 (la menor).
Los cinco jugadores que haya en pista no pueden superar en ningún momento un total de 14.5 puntos. Si lo hicieran, el entrenador del equipo infractor sería castigado con una técnica”, explica el auxiliar de mesa ACB Lluís Espinosa, un árbitro catalán que empezó regularmente en el mundo del baloncesto en 1994 y acarrea un gran abanico de anécdotas y experiencia a sus espaldas.
La otra gran diferencia es la silla de ruedas. Es parte del jugador, por lo que hay algunas novedades para regular su uso. Por ejemplo se considera falta levantarse de la silla (lifting) o levantar las ruedas traseras sin tener las manos puestas en ellas (raising).
Tampoco está permitido cruzarse ilegalmente en la trayectoria del rival sin darle tiempo a detenerse o cambiar de dirección.
Otra curiosidad lógica es que no se calculan los pasos para determinar una violación del reglamento, sino los impulsos, siendo dos el máximo permitido”, argumenta Espinosa.
Para Marc Subirón la característica definitoria del BSR es el hecho que sea un deporte donde pueden convivir muchos tipos de discapacidades distintos (espinas bífidas, amputaciones, lesiones medulares…) y donde cada jugador debe entrenar para mejorar y superar sus dificultades, además de intentar aprender conceptos tácticos.
Gracias al sistema de puntuación que explicaba Espinosa, atletas con discapacidades severas como los parapléjicos pueden jugar y competir en igualdad de condiciones junto a otros con alguna lesión crónica que no les afecte en su día a día, pero les impida participar en los deportes tradicionales.
El avance silencioso del baloncesto en silla de ruedas
