Cuando Zhiying Zeng llegó a Chile hace 34 años no solo dejó su país, China, también el tenis de mesa que practicaba desde niña y en el que era profesional. Apenas pasaba de los 20 años, y en su futuro se abrieron otras opciones: casarse, dedicarse al comercio, tener hijos. Eran otros tiempos, pero la vida cambió y este lunes a sus 57 años Santiago 2023 algo le devolvió.
Volver a competir en el marco de unos Juegos Panamericanos, bajo la bandera chilena, a Tania, como le llaman acá le parece «un regalo de Dios», así declaró a los medios tras finalizar su partido de debut en el que venció a la dominicana Eva Brito Peña, de 28 años, en el Centro de Entrenamiento Olímpico, de la capital chilena.
Pero el regalo de Dios es Tania, así contestó un comentarista de la televisión chilena al escuchar las palabras de Zeng, quien es una inspiración para todos y para los chilenos que la han acogido con cariño.
Desde 2019 regresó a la práctica del deporte, la pandemia del Covid-19 despertó pasiones ocultas en muchos y devolvió otras.
«Ese año conocí a más personas que jugaban y me invitaron a retomar las prácticas. Al principio estaba con temor y no sabía cómo me recibirían, porque soy de otra generación», comentó tras su victoria en seis sets por 7-11, 5-11, 11-6, 11-7, 11-5 y 11-8 en 40 minutos de juego.
Zeng había seguido jugando, pero entrenar y preparase para competir cambia todo. «He jugado durante más de 30 años y he visto mucho en el tenis de mesa. Hay otro ritmo, es como otro deporte. Pero una vez que llegué para encontrarme con ellas, fue como si nos conociéramos de toda la vida. Me recibieron muy bien y dieron mucho ánimo», dijo sobre su integración a la delegación de tenis de mesa chilena.
Reconoce que tiene un estilo más antiguo que ha venido actualizando, pero este lunes con un juego clásico encontró el camino del triunfo, y una ilusión de querer ir por una medalla. Para ello, volverá a competir este martes en los octavos de final.
«Me gustaría llegar a semifinal, si llego podría soñar con la medalla», dijo con una calma absoluta y la sonrisa de disfrute de quien ya se siente satisfecha y agradecida por el momento de lo que está viviendo.
Aunque le dicen Tania, prefiere que le llamen por su nombre. En su acento también sigue estando China muy presente, pero ella se siente de Iquique, ciudad al norte del país austral, donde vive desde hace décadas.
Fueron sus amigos de Iquique, con los que juega al tenis de mesa, quienes la motivaron a postularse en la prueba para la selección chilena que finalmente pasó, aunque creía que por su edad el alto rendimiento ya no era para ella.
Desde la tribuna del Centro de Entrenamiento Olímpico, los vítores de apoyo de los chilenos se escucharon para apoyar a Zeng, como lo han hecho con todos los deportistas chilenos no importa donde hayan nacido. «Los escuché gritar es muy bonito», aseguró con muy pocas palabras, pero su rostro de felicidad dijo todo lo demás. Tomado de Diario Libre.