Cuando Pierre de Coubertain propuso en 1894 como lema olímpico citius, altious y fortius (más rápido, más alto y más fuerte) es obvio que solo pensó en el esfuerzo de los atletas para conseguir récords. No tuvo en cuenta las herramientas deportivas para competir, que se han revelado decisivas en muchos casos.
La Ciencia y Tecnología (CyT) ha jugado un papel muy relevante, aunque poco conocido, en la mejora continua de los récords olímpicos y del mundo. ¿Se imaginan los récords que hubiera alcanzado Sergei Bubka con la pértiga de madera flexible usada a principios del pasado siglo? ¿Cómo hubiera alcanzado los récords olímpicos y del mundo Michael Phelps usando los bañadores del siglo pasado? ¿Hubiera logrado Usain Bolt los récords estratosféricos en los 100 metros lisos con las zapatillas usadas hace veinte años? No cabe la menor duda de la decisiva participación de la CyT en la mejora continua de los logros de los atletas en los Juegos Olímpicos (JJ.OO.). El agua verde de las piscinas del Río 2016 es un ejemplo actual de la necesidad de la depuración eficiente que ofrece la CyT actual y que, por lo visto, no se ha usado debidamente. También la CyT ha influido negativamente en los JJ. OO. al desarrollar drogas de abuso cada vez más sofisticadas y sustancias que las enmascaran en su detección logrando rendimientos fraudulentos de los atletas lo que ha originado algo innato ya en las competiciones deportivas como son los controles antidoping.
En el siglo XXI ha sido la Nanociencia&Nanotecnología (N&N) la que ha irrumpido eficientemente en los JJ. OO. propiciando un aumento impresionante de la eficiencia de los atletas en pocos años con las nanoherramientas deportivas. Así pues, la N&N está detrás del espectacular incremento del «citius, altious, fortius» en los últimos tres o cuatro JJ.OO.
Es curioso mencionar que la presencia de la N&N en los JJ. OO. de Atlanta en 2008 fue muy sonora al disponer algunos nadadores/nadadoras bañadores con tejidos nanotecnológicos (nanofibras) basados en el «efecto loto» o de superhidrofobicidad, que repelen el agua y proporcionan un aumento de la flotabilidad. Se consiguieron cerca de 200 récords olímpicos de natación en una sola olimpiada; pero la no igualdad de oportunidades (solo una famosa firma las comercializó) y la artificialidad del invento hicieron que el Comité Olímpico prohibiese tales prendas en 2010.
Existen ya muchas nanoherramientas que se están usando masivamente en Río 2016, que no son de interés mediático pero sí para los atletas y sus entrenadores. Son ejemplos característicos: las bicicletas, raquetas de tenis y pértigas de fibra de carbono reforzada con nanotubos de carbono; las zapatillas con suelas antiestáticas, aislantes del calor-frío-humedad y antibacterianas, etc.; los nanorecubrimientos de las embarcaciones de vela imitando la estructura nanométrica de la piel del tiburón; las pistas de tartán reforzadas con nanopartículas poliméricas que refuerzan tanto su antideslizamiento como su duración; prendas deportivas más inteligentes que favorecen la transpiración y que tienen sensores que permiten monitorizar la salud del atleta en plena competición; estos ejemplos son solo la punta del iceberg del impacto de la N&N en los JJ.OO.
Si en los JJ.OO. ordinarios el impacto de la N&N es innegable, mucho lo es más en los denominados juegos paralímpicos ,donde la dependencia de los atletas discapacitados a las herramientas es mucho mayor (ej. sillas de ruedas más ligeras pero mas resistentes).
Así pues, la Nanotecnologia, precedida de la Nanociencia, participa activamente en los Juegos Olímpicos. Es de esperar que el desarrollo de nuevos nanomateriales compuestos (nanocomposites) implique su mayor impacto en los JJ.OO. del futuro. La utilización de grafeno, nanocelulosa, etc., abren perspectivas insospechadas en este contexto.