Yusra Mardini se convirtió en heroína a la fuerza mientras escapaba de su país. Esta joven siria es una de las miles de personas que se han visto obligadas a abandonar su casa por culpa de la guerra. Cuando se subió a un bote junto a otras 20 personas para cruzar de Turquía a Grecia, Mardini no pensó que tendría que utilizar sus casi 10 años de entrenamiento para ser nadadora profesional. Ahora, con 18 años y la historia de su vida a sus espaldas, irá a los Juegos olímpicos de Río para abanderar al Equipo Olímpico de Refugiados. Especial Juegos Olímpicos Río 2016.
Hace apenas un año, la situación de Mardini era mucho menos esperanzadora que ahora -con el sueño de los JJOO a la vuelta de la esquina- pero su fuerza y tesón hicieron del drama una oportunidad. Junto a su hermana Sarah, también nadadora, y otros dos voluntarios capaces de nadar, Mardini no dudó en tirarse al agua para arrastrar un bote neumático al que el motor le falló en mar abierto.
Ante el riesgo de hundimiento por sobrepeso y tras ver el terror en los ojos de las 20 personas que allí viajaban, Mardini hizo lo que mejor sabía, quizá lo único que podía intentar. «Hubiera sido vergonzoso que las personas que viajaban en nuestro bote se hubieran ahogado. Algunas personas no sabían nadar y yo no iba a quedarme allí sentada pensando que iba a ahogarme. Si el bote se iba a hundir, al menos tenía que hacer algo para sentirme orgullosa de mi hermana y de mí misma», contó a ACNUR.
El frío, cansancio y las más de tres horas de esfuerzo en el agua para llevar a tierra un bote con el triple de personas a bordo, tuvieron su recompensa tras un largo viaje que comenzó de Damasco a Beirut, siguió de Estambul a Esmerina y llegó a Lesbos para acabar, tras pisar Macedonia, Hungría y Austria, en Berlín, donde Mardini consiguió el reconocimiento legal de refugiada. «Cuando nadaba por mi vida, nunca habría imaginado que llegaría donde estoy ahora», declaró a los medios la joven siria.
En Alemania vive y entrena. Es una de los 10 atletas de élite seleccionados entre 43 para representar por primera vez al Equipo Olímpico de Refugiados (ROA- Refugee Olympic Athletes). Otros dos seleccionadas son Raheleh Asemani, un luchador de taekwondo iraní refugiado en Bélgica y Popole Misenga, quien llegó a Brasil en 2013 para competir en Río en el Campeonato Mundial de Judo de la República Democrática del Congo.
«Espero que abran las fronteras para los refugiados, conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos, y que mi ciudad natal esté en paz de nuevo», dijo Mardini en una rueda de prensa antes de que comiencen unos Juegos Olímpicos que abarcan más historias que nunca.
Yusra Mardini, la refugiada siria de los JJOO tras sobrevivir al mar Egeo
