Siempre para adelante. Ese parece ser el lema de Ángela Castro, la marchista boliviana que corrió contra muchos inconvenientes en su vida, pero que tuvo premio por no rendirse: no sólo dirá presente en los Juegos Olímpicos de Rio 2016, sino que también será la abandera de su país en la ceremonia inaugural del 5 de agosto en el Estadio Maracaná.
“Hace años que soñé con esto. Ahora lo imagino, quiero sentirlo, va a ser emocionante. Es un mérito a todo el esfuerzo. Me eligieron y es un sueño más que estoy cumpliendo”, le dijo la atleta de 23 años a rio2016.com, minutos después de enterarse de la noticia. La historia de Castro es dura. Ella tuvo que batallar con problemas de salud en el comienzo de su vida.
“Nací con un displasia de cadera. Nací de pie, ya que en Bolivia dicen que eso es de buena suerte. Pero me jalaron las costillitas y ahí me lastimaron las caderas. Cuando tenía ocho meses y quería pararme, me paraba con un pie, pero con el otro no podía porque estaba muy arriba. Mi mamá me llevó al hospital y me dijeron que era un poquito tarde, que me tendría que haber llevado a los tres meses, por lo que ahora tenían que hacerme una cirugía. Somos una familia de bajos recursos, por eso pasó eso”, contó, revelando el inconveniente físico con el que vino al mundo.
“Optaron por hacerme fisioterapia en vez de cirugía, para ver si funcionaba, y me enyesaron dos meses. A los dos años empecé a caminar y di mis primeros pasos. El doctor le dijo a mi mamá que no tenía que hacer deporte ni esfuerzo porque no habíamos hecho la operación. Yo decidí que podía intentarlo y hasta ahora nunca me molestó la cadera. Dijeron que no podía hacer deportes y aquí estoy, clasificada a los Juegos”, continuó Ángela, dejando en claro que los comienzos fueron muy difíciles.
Bolivia tiene 12 clasificados a los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica tras hacer enviado 5 atletas a Londres 2012, y hay muchas esperanzas puestas sobre Castro, de lo cual ella misma es consciente, aunque no se lo toma como una presión extra. En marzo logró la marca mínima en marcha atlética al recorrer los 20km en 1h35m6s, cuando necesitaba hacerlo en 1h36m. Un mes después, en Ecuador, Ángela se consagró al ganar el Campeonato Sudamericano de Marcha con un tiempo de 1h34m31s. Y hay más: en mayo, por la Copa del Mundo en Roma, Italia, la boliviana clavó el crono en 1h30m33s, logrando un récord para su país.
“La meta es Río 2016, y ahí tiene que ser la mejor competencia. Bajar ese tiempo es complicado, pero es mi objetivo. No importa si es por un segundo, pero mejorar la marca y estar entre las 20 mejores, eso va a ser un gran logro. En Roma llegué 18°, pero en los Juegos Olímpicos será más difícil. Sigo trabajando porque no quiero ir sólo a competir, sino que deseo representar bien a Bolivia y que estén orgullosos de mí”, declaró quien es entrenada por Martha Marín, una de las principales desarrolladoras de talentos deportivos en Bolivia.
“A veces hay molestias y dolores por el esfuerzo, se nubla la vista en los entrenamientos, pero vale la pena. Yo soy fuerte y voy a aguantar. Quiero llevar a la bandera boliviana a lo más alto”, agregó. ¿Y aparece una medalla en tus sueños? “No es imposible, pero es bien complicada y yo sé que me falta. Soy realista. Siempre soñé con un podio en los Juegos, es algo muy grande y hay que trabajar”, respondió con los pies sobre la tierra. También dejó en claro cómo se imagina el viernes 19 de agosto, día de las competencias de marcha atlética en el Pontal: “Satisfecha, quiero dar todo. Estar feliz por dar todo. No importa el resultado, deseo terminar y que me duela todo, pero sabiendo que di lo mejor de mí”.
Un nuevo mundo No sólo serán sus primeros Juegos Olímpicos, sino que también su primera vez en Río de Janeiro. “No conozco Río, pero ya estuve mirando fotos de los estadios, de los edificios, es hermoso. Es una emoción inmensa y me siento sumamente feliz. Tengo que controlar esas emociones en la competencia”, manifestó, ya imaginándose por la Villa Olímpica. Como Castro cuenta, su hermano Ricardo fue quien la llevó al deporte y que “al principio casi que me obligaba, porque no me gustaba mucho. Luego me encantó y empecé a entrenar sola. Mi hermano es como mi papá y me aconseja mucho”.
En el 2008 fue su acercamiento al atletismo, en donde probó la marcha atlética, lanzamientos, saltos. Pero se inclinó por la disciplina que ahora la llevará a Rio 2016. “Al principio no podía dar tres vueltas a la pista, era muy cansador. Y en las primeras competencias salía última, luego penúltima y así. Empecé de muy abajo y no confiaban en que yo podía mejorar. Y eso me motivaba. Decían que yo no podía, y sí, puedo. Quiero seguir demostrando que todo se puede, que los sueños se hacen realidad y que nada es imposible”, recordó la deportista, quien además estudia fisioterapia y kinesiología en La Paz. Está en tercer año y volverá a las clases luego de los Juegos. Por último, valoró la importancia de la mujer en el Olimpismo: “Las mujeres somos más fuertes que los hombres. Somos más aguerridas, somos guerreas. Es bien lindo ver que en los Juegos es par y par de hombres y mujeres”.