El baloncesto en silla de ruedas es uno de los deportes más populares del programa paralímpico. Comenzó a implantarse para rehabilitar a los soldados estadounidenses heridos durante la II Guerra Mundial, pero su popularidad se extendió rápidamente por todo el mundo.
En la actualidad, se practica en más de 80 países. Las reglas del baloncesto en silla de ruedas son prácticamente las mismas que las de la modalidad de a pie: la cancha tiene las mismas medidas, las canastas están a igual altura y el sistema de puntuación es idéntico: dos tantos para las canastas logradas durante el juego, uno por cada tiro libre anotado y tres para los balones encestados desde más de 6,75 metros de distancia.
La única diferencia consiste en que los jugadores deben botar o pasar la pelota después de empujar la silla dos veces.
En el baloncesto en silla de ruedas los equipos también constan de doce jugadores, con un máximo de cinco en pista. A cada deportista se le asigna una puntuación entre el 1.0 y el 4.5, según su menor o mayor capacidad funcional. Durante el juego, la suma de los puntos de los cinco jugadores en pista no puede exceder de 14.
La primera competición paralímpica de baloncesto en silla de ruedas tuvo lugar durante los Juegos de Roma 1960, aunque las mujeres no debutaron hasta Tel Aviv 1968.