Cautivó a multitudes con su zurda antológica y alcanzó la cumbre cuando descolló en la Copa del Mundo de 1986 que ganó Argentina. Entre los mejores futbolistas de la historia, Diego Maradona tuvo una brillante carrera deportiva que se vio empañada por sus adicciones a las drogas y escándalos de todo tipo.
Hoy, a los 60 años, ha muerto.
El gobierno argentino decretó tres días de duelo nacional, mientras la congoja se apoderó de un país que le debe a esa zurda prodigiosa algunas de sus mayores alegrías deportivas.
Inglaterra fue víctima de los que fueron sus dos goles más famosos en cuartos de final de ese Mundial en México: el primero con la mano en lo que pasó al recuerdo como “La mano de Dios” y el segundo tras una corrida en la que se desprendió de más de medio equipo rival, haciendo malabares con la pelota.
En el 2000, la FIFA consideró que ese gol fue el mejor de la historia en todos los mundiales. Maradona fue elegido el mejor futbolista del siglo XX junto al brasileño Pelé.
Muchos argentinos vieron la victoria ante Inglaterra como una venganza por la pérdida de una guerra de 74 días librada y perdida ante Gran Bretaña en 1982 por la posesión de las islas Malvinas, en el Atlántico Sur.
“Fue más que tratar de ganar un partido”, escribió Maradona en su autobiografía de 2000 “Yo soy el Diego”. “Sabíamos que los argentinos habían muerto allí, que los habían matado como los pájaros. Y esta fue nuestra venganza. Era algo más grande que nosotros, estábamos defendiendo nuestra bandera”.
El “10” que llevaba su camiseta se convirtió en sinónimo de calidad en el fútbol, el mismo número que antes usó Pelé y después Lionel Messi.
Nacido el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un barrio humilde del conurbano bonaerense, Maradona fue el quinto de ocho hijos y sus mejores recuerdos alumbran con una mismísima pelota.
“La primera pelota de fútbol que tuve fue el mejor regalo que nunca nadie me haya hecho en la vida”, destacó Maradona. “Tenía tres años y dormí abrazado a ella toda la noche”.
De aquella época de privaciones, Maradona también recordaba los frecuentes dolores de panza de su madre Dalma Franco a la hora de servir la comida en la mesa familiar. Con el tiempo entendió que era una excusa para no comer y dejarle a sus hijos porciones más abundantes. Tomado de El Listín Diario.