Suponemos que la familia Schumacher habrá sentido una punzada de nostalgia al saber del Fórmula 1 que va a subastar RM Sotheby’s. Porque hay binomios que han hecho historia en la Fórmula 1: la hizo Jim Clark con Lotus; la escribió Jackie Stewart con Tyrrell; la engrandeció Ayrton Senna con McLaren… Pero si hay una pareja coche-piloto que ha levantado pasiones en todo el mundo, y no solo en un país, esa es la de Michael Schumacher y Ferrari.
Pocos coches ganadores
Tener uno de los aproximadamente 30 coches que Schumacher llevó a la victoria en un Gran Premio es como atesorar un cuadro de Dalí. Así que ya imaginarás que ser dueño de un bólido con el que alcanzó cinco victorias puede provocar taquicardia al coleccionista más adinerado, que además de encapricharse con lo mejor quiere poder vender ese mismo coche dentro de unos años por mucho más dinero de lo que le costó.
Si eres aficionado a la Fórmula 1 recordarás que los primeros años de la década de los 2000 habían sido excepcionales para Ferrari, hasta que Renault y Fernando Alonso se cruzaron en su camino. En la escudería italiana habían soportado una sequía que se prolongaba desde que en 1979 alcanzaran su último título de pilotos y en 1983 su último mundial de constructores, así que en 1993 se habían traído de Peugeot-Talbot a Jean Todt en calidad de Director Deportivo para dar un vuelco a esta situación.
Fichajes estrella
Todt, un director eficaz, consiguió con el dinero de Marlboro traerse en 1996 a Michael Schumacher, y un año más tarde a Rory Byrne como diseñador jefe y a Ross Brawn en calidad de director técnico. Aquello propició una era Ferrari-Schumacher que culminó con cinco títulos de pilotos y de constructores entre 2000 y 2004.
Para combatir a Fernando Alonso, que había sido campeón en 2005, la marca italiana creó en 2006 el F248. El coche era obra de Aldo Costa y tenía casi las mismas medidas que el modelo de 2005, aunque presentaba mejoras aerodinámicas y un nuevo motor V8 de 2,4 litros que a principio de temporada entregaba 730 CV (que serían 785 a final de año), en sustitución del V10 3.0 con el que habían corrido en 2005.
Chasis 254
El que ves en concreto fue el quinto de los ocho chasis construidos para aquella temporada y se le asignó el chasis 254. Quien lo estrenó fue Luca Badoer, entonces probador del equipo, en el circuito romano de Vallelunga, y fue asignado a Michael Schumacher para que lo empleara por primera vez en el Gran Premio de San Marino. No pudo empezar mejor: se llevó la pole position, superando el récord de 65 primeros puestos en salida de Ayrton Senna, y en carrera contuvo al Renault de Alonso y se llevó la victoria.
Dos semanas después, el chasis 254 viajó hasta Nürburgring para el Gran Premio de Europa, donde el alemán volvió a llevarse la victoria gracias a una estrategia de paradas mejor que la que empleó el español; llevaba ya dos triunfos de dos participaciones con aquel coche.
En España, Gran Bretaña y Canadá las cosas no fueron tan perfectas para el chasis 254 y Schumacher, que encadenaron tres segundos puestos. Pero a la siguiente cita, en Indianápolis, Schumacher volvió a llevar su coche hasta la pole position primero y la victoria un día más tarde, lo que permitió al alemán colocarse a solo 19 puntos del liderato del campeonato.
Última pole position
Magny-Cours, la siguiente cita, representaría la tercera pole position para esta unidad y la 68 y última que conseguiría el alemán. Luego, en carrera, de nuevo sería el primer coche en ver la bandera a cuadros.
Tras ello llegarían los Grandes Premios de Alemania (Hockenheim), en el que de nuevo Schumacher llevaría el chasis 254 hasta la victoria; y Hungría, en la que el alemán entró en octava posición con un coche que había sufrido daños en su paquete aerodinámico.
Tras ello aquella unidad fue retirada de los Grandes Premios. Se destinó a trabajos promocionales por Estambul y Shanghai a los mandos de Luca Badoer y Felipe Massa, aunque Schumacher volvería a ponerse a sus mandos el 29 de octubre en las tradicionales celebraciones de final de temporada de Ferrari en Monza.
Último de Michael y primero de Kimi
Un detalle relevante de esta unidad es que fue el último Ferrari de Fórmula 1 que conduciría el alemán y el primero que probaría Kimi Raikkonen, que llegó en 2007 para sustituir al alemán y se puso a sus mandos a finales de enero.
Ese mismo 2007 Ferrari lo vendió y un adineradísimo y apasionado coleccionista lo añadió a su impresionante garaje. Desde entonces este propietario se dio el gustazo de alquilar varias veces el circuito de Fiorano para él solo con el fin de experimentar lo mismo que experimentaba Schumacher (aunque más despacio, suponemos). Pero de todo se cansa uno y hace más de una década que no lo toca, así que lo ha puesto en venta.
Lo ofrece con un pequeño juego de repuestos que incluye elementos como neumáticos y un motor de arranque externo. Y, dado el historial de éxito que cosechó Michael a sus mandos, entendemos que esperará de la subasta una cifra superior a los diez millones de euros (la cifra estimada la conoceremos más cerca de su subasta, que será el 14 de noviembre).
Eso sí, el comprador tendrá que añadir a ello el coste de enviar el coche de nuevo a Maranello para que se lo pongan a punto tras más de 10 años inactivo, si es que quiere sacarle todo su jugo. Y la revisión no le saldrá barata.